Capítulo 2: Ruidos

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-¡Calle! -El grito de Sebas hizo que la Castaña se despertara asustada hasta que lo vio parado frente a la cama.

-¿Buenos días? -Preguntó mientras se sentaba en la cama.

-¿Qué haces dormida aún, mujer? -Sebas quitó de manera brusca la sábana que cubría a la Castaña y la arrojó al suelo. -Tuve que llevar a Ángel al colegio. La maestra dijo que mañana no tiene clases. -Informó mientras se quitaba su corbata.

-Disculpa, no sé qué pasó. La alarma no sonó. -Calle se puso de pie y revisó el aparato.

-Sabes que tú despiertas en esta casa a las cinco. ¡Mira qué hora es! -Sebas le acercó su celular para que viera la hora. -Ocho de la mañana, Calle. ¿Y tu trabajo? -Preguntó de mala gana.

-Hoy tengo una junta a las nueve. -Comentó mientras levantaba la sábana del suelo.

-Pues moviéndote, que ya es tarde. -Sebas se quitó su reloj, lo colocó junto a su colección y salió de la habitación.

Calle se metió a bañar a toda prisa y se vistió. En su brazo llevaba su bata de doctora y en su mano su maletín.

-¿Y Sebas? -Preguntó cuando bajó a la cocina y solo vio a Juana.

-Ese tipo salió con el celular en la oreja. En el patio debe estar. -Respondió sin ánimos.

No era un secreto que Juana solo soportaba trabajar allí por el pequeño Ángel y por Calle.

-Está bien... Ya es tarde, debo irme. ¿Puedes preparar spaghetti hoy? -Le preguntó y Juana asintió. -Eres un amor, Juanis. -Le dijo con una sonrisa y salió de la casa.

Dudó entre ir y despedirse de Sebas o irse, pero luego de un suspiro y mirar su reloj, se marchó.

El celular de la Castaña sonó y está aceptó la llamada por el Bluetooth de su camioneta.

-Calle, te fuiste. -Sebas sonó muy serio.

-Se me hacía tarde, estabas ocupado hablando por tu celular.

-Estaba hablando con la tipa de bienes y raíces. Me informó que encontró una casa con mi lista de detalles.

-Es perfecto. -Calle intentó sonar alegre.

-No lo es... Dice que tiene algunos detalles. Debemos ir a verla para decidir si vale la pena. Ella llevará a alguien para que haga un estimado de lo que costaría las remodelaciones.

-No debe haber mayor problema. ¿Cuándo debemos ir? -Preguntó cuando se estacionó en su lugar en el hospital.

-Mañana mismo. A eso de las ocho. Si todo sale en orden mañana mismo podemos conseguir algún arquitecto y saber que es lo que vamos a comprar.

-Una casa vamos a comprar, Sebas. Una con la lista de detalles que le diste a la agente de bienes y raíces.

-Debo colgar. -Sebas finalizó la llamada y Calle se bajó resignada de su camioneta.

Tomó el ascensor donde había una madre junto a su hija, quién rápidamente la reconoció.

-Mami, es la doctora. -Le habló a su madre y Calle sonrió.

-Sí, hijita, es tu doctora.

-¿Me vas a revisar hoy? -Le preguntó la pequeña y Calle se agachó.

-No, pequeñita. Hoy no tienes cita conmigo.

-¿Ángel no está? -Le preguntó y sonrió.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora