Capítulo 10: Perdón

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POV CALLE

Sentí cuando alguien abrió la puerta lentamente y miré.

Poché se paró en la entrada de la habitación sin moverse y la escuché murmurar algunas cosas que no pude entender.

Luego de permanecer allí unos segundos dio media vuelta y me paré.

-Cabeza de Jengibre. -Hice que se detuviera.

Estaba oscuro, pero su pequeña silueta era fácil de distinguir.

-¿Qué pasa, Bestia? -Su tono fue serio.

-¿Qué haces aquí? -Me acerqué a ella hasta quedar a un paso.

-Quería verlo... Bueno sentirlo dormir.

-¿Y por qué te vas? -La tomé de su mano y la hice caminar de nuevo adentro.

-No quería despertarte.

-Ven. -La hice sentarse en la cama y la empujé hasta que quedó acostada sin moverse. -No te haré nada, Poché. Tu Mini Bestia está justo a tu derecha. Si te giras un poco puedes abrazarlo.

Encendí la luz de la pequeña lámpara sobre la mesa de noche y la vi allí.

No pude evitar sonreír. Sus bóxer de abuelito y su camisa sin mangas mostrando sus tatuajes.

Se movió lentamente y yo di un paso atrás. Era su turno de disfrutarlo. Fui a girarme dispuesta a irme a la sala, pero el cálido tacto de la mano de Poché sosteniendo la mía me detuvo.

-¿Qué ocurre? -Me acerqué y le pregunté en voz baja.

-¿Por qué te vas?

-Para que te quedes tú. -Le respondí obvia.

-Acuéstate... -Mi corazón se aceleró. -La cama es grande... Creo que del otro lado de Ángel habrá espacio.

Miré la cama y efectivamente... Había espacio al otro lado de Ángel.

Cerré los ojos, estaba mal mentirle, pero quizás saldría bien.

-No hay espacio al otro lado de Ángel.

-¿No?

-No.

-Bien... -Me soltó la mano y se acercó a Ángel hasta abrazarlo. -Te dejé espacio... Acuéstate. -Me dijo en voz baja y sonreí.

Me subí a la cama y me acomodé de lado, a cuestión de nada de tocar a Poché.

Podría tocarla, podría sentir su calor, pero debía respetar.

-¿Por qué no me buscaste? -La escuché susurrar y tocó mi corazón.

Sabía que eso la había afecto más, aún más.

-Vimos como te llevaron en aquella bolsa. Todas las noticas lo confirmaron. El embarazo no fue fácil, Sebas por un tiempo se comportó, pero eso acabó unos cuatro meses luego de que Ángel naciera. Solo me dejaba ir a la universidad y él mismo me buscaba. Cuando pude comenzar a trabajar no tenía tiempo para nada.

-Comprendo. -Comentó.

Sabía que "comprendo" era una palabra sencilla, pero sabía que lo decía de verdad. Contrario a hace unos años, ahora que comprendiera era lo que podía esperar de ella.

-¿Hubiera sido diferente si te hubiera buscado?

Le pregunté un poco cerca de su oído y ella se quedó callada.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora