Capítulo 18: Hermanas

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POV POCHÉ

-¡Mamá! -Y con una sonrisa esperé su abrazo.

-Mi Mini Bestia... ¿Cómo estás campeón? ¿Cómo te fue en el colegio?

-Bien, mamá y muy bien. Alejandra me dio un dibujo por mi cumple.

-Eso es una buena señal, pequeño. Mañana es tu cumple y ya tienes tu primer regalo. -Me puse de pie. -¿La invitaste a comer helado?

-Sí, como me dijiste. Fuimos con sus papás cuando salimos. Mamá fue y se sentó sola y se comió un helado de chocolate.

-¿Sola?

-Sip.

-¿Y cómo sigue mamá? ¿Vendrá a tu cumple mañana?

-Trabaja mucho y ha curado muchos niños.

-¿Vendrá mañana? -Volví a preguntar.

-No sé, pero tía Pau sí vendrá. -Sonreí.

Muchos años sin ver a mi casi cuñada y seguiría sin verla, pero al menos podía hablar con ella.

-Amor, ya me voy. Mañana llegaré para el cumpleaños. -Las pisadas firmes con sus tacones.

-Vale, ve con cuidado. -Dije en su dirección.

-Adiós, chicos. No destrocen la casa.

Suspiré ante su actitud.

-No destrozamos la casa. -Habló Ángel.

-No, solo fue un ventanal roto. -Dije restándole importancia.

Tres Meses Antes:

Llegamos a la casa y subimos directamente a la habitación. Teníamos que hablar de una vez.

-Ahora dime... ¿Qué significa eso en tu espalda y que es lo tan importante que debes decirme? -Suspiré mientras me sentaba en la cama, ella estaba enojada.

-Tranquila. ¿Sí? No necesito más dolor de cabeza cuando podemos hablar con calma.

Me puse de pie y me dirigí al baño. La conocía bien cuando se enojaba, solo tenía que dejar que se relajara para poder hablar sin gritarnos.

El agua recorría mi cuerpo entero y los pensamientos daban vuelta una y otra vez en mi cabeza como si estuviesen burlándose de mi.

Pensamientos basados en una sola persona: Daniela Calle.

Debí saber que siempre sería así desde el primer momento en el que me sacó de mi rutina diaria. Siempre me sacaría de mis casillas.

Creí que encontrarla sería únicamente para saber de mi Mini Bestia, que todo estaría apagado entre ambas, pero con ella nada era lo que yo creyera.

Salí de bañar y María Laura estaba encerrada en su oficina. Lo sabía bien, cuando lo hacía ponía música de Jazz.

Me vestí con lo primero que pude tomar y salí hacia mi habitación.

Máx y Jack entraron conmigo por lo que sólo me acosté en el asiento con cada uno a mi lado acostado.

¿Qué le iba a decir a María Laura? "Los rasguños fue por un gato", "Fue Bautista mientras me hacía el tatuaje", "No presté atención y me raspé con una pared" o tal vez la verdad.

-¿Qué le respondo, hijos? -Les pregunté mientras cruzaba mis piernas y manos sobre mi estómago. -Y por esto era que no me quería enamorar. Hijos, no se enamoren. Van a sufrir. Encontraran al amor de su vida y su amor los va a hacer sufrir. Luego la volverán a encontrar años más tarde y seguirán sufriendo, pero con una bendición de por medio.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora