Capítulo 11: Mini Bestia

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Entré al baño para lavarme las manos luego aplicarle el bloqueador solar a Ángel.

-¿Puedo? Prometo no ver nada. -Escuché a Poché y sonreí.

-Pasa, Ángel ya está listo. -Salí del baño y la ví sentada sobre mi cama.

Llevaba un abrigo puesto, un pantalón corto de playa y unos tennis viejos. Ángel estaba probándose las gafas de Poché quién permanecía con los ojos cerrados.

-¡Ángel! Dale sus gafas. No son juguetes. -Lo regañé y rápido se las quitó.

-Pero que amargada te has puesto. -Poché se puso de pie y tomó la mano de Ángel luego de guardar su bastón guía. -¿Calle?

-¿Qué pasa?

-¿Estás lista? -Preguntó y Ángel me miró.

-No, mamá sigue igual. -Le comentó y yo fruncí el ceño.

-Bueno, te di tiempo. Ande, vamos.

-¿Vamos?

-¿Crees que iré a la playa sola con Ángel? Irás tú también.

-No puedo...

-Sí, si puedes. Ángel... Arresta a tu madre, se viene con nosotros.

Y Ángel cómo niño obediente me arrestó y me acercó a Poché.

-Lista, María.

-Bien, ahora vamos a la playa.

Ángel me tomó de la mano y tomó a Poché de su otra mano.

-Yo las llevo. -Dijo y solo sonreí.

No podía pedir más a la vida. Estaba con mi hijo y Poché.

Estaba caminando de nuevo junto a ella. Ya no era igual, no éramos dos, éramos tres.

Al llegar a la puerta de salida que daba hacia la playa, ya Máx y Jack nos esperaban allí.

Quizás en otras circunstancias sería una escena hermosa, una familia caminando hacia la playa, pero éramos Ángel y Poché, y Ángel y yo caminando hacia la playa.

-Mamá, ¿Puedo mojarme los pies? -Ángel me miró y yo asentí.

-¿Vienes María?

-Ve tú primero, pequeño. Yo te alcanzo en un momento.

Ángel fue corriendo hacia la orilla y yo me senté cerca en la arena.

-Máx, ve con él. -Y Máximo salió disparado hacia Ángel. -Jack... Ve. -Poché lo soltó y también se le unió a los dos.

-Son hermosos. -Susurré viéndolos juguetear en la orilla.

-Su risa me deja saber que es lo más hermoso. -Poché se sentó a mi lado mirando hacia el horizonte.

-Pensé que ibas a pasar el día con tu novia. -Le dije y la miré, su sonrisa hizo que quisiera tragarme las palabras que acababa de decir.

-Ella salió... Un cliente muy exigente.

-Si no hubiera salido, ¿no estuvieras aquí?

-María Laura es mi novia, pero Ángel mi hijo. Obvio que estaré donde esté mi hijo... Además, ella estaría aquí también.

-¡Ah! Ya...

-¿Crees que hoy sea un buen día para decirle?

Miré hacia Ángel que seguía jugando con los dos hijos de Poché.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora