Entré al baño para lavarme las manos luego aplicarle el bloqueador solar a Ángel.
-¿Puedo? Prometo no ver nada. -Escuché a Poché y sonreí.
-Pasa, Ángel ya está listo. -Salí del baño y la ví sentada sobre mi cama.
Llevaba un abrigo puesto, un pantalón corto de playa y unos tennis viejos. Ángel estaba probándose las gafas de Poché quién permanecía con los ojos cerrados.
-¡Ángel! Dale sus gafas. No son juguetes. -Lo regañé y rápido se las quitó.
-Pero que amargada te has puesto. -Poché se puso de pie y tomó la mano de Ángel luego de guardar su bastón guía. -¿Calle?
-¿Qué pasa?
-¿Estás lista? -Preguntó y Ángel me miró.
-No, mamá sigue igual. -Le comentó y yo fruncí el ceño.
-Bueno, te di tiempo. Ande, vamos.
-¿Vamos?
-¿Crees que iré a la playa sola con Ángel? Irás tú también.
-No puedo...
-Sí, si puedes. Ángel... Arresta a tu madre, se viene con nosotros.
Y Ángel cómo niño obediente me arrestó y me acercó a Poché.
-Lista, María.
-Bien, ahora vamos a la playa.
Ángel me tomó de la mano y tomó a Poché de su otra mano.
-Yo las llevo. -Dijo y solo sonreí.
No podía pedir más a la vida. Estaba con mi hijo y Poché.
Estaba caminando de nuevo junto a ella. Ya no era igual, no éramos dos, éramos tres.
Al llegar a la puerta de salida que daba hacia la playa, ya Máx y Jack nos esperaban allí.
Quizás en otras circunstancias sería una escena hermosa, una familia caminando hacia la playa, pero éramos Ángel y Poché, y Ángel y yo caminando hacia la playa.
-Mamá, ¿Puedo mojarme los pies? -Ángel me miró y yo asentí.
-¿Vienes María?
-Ve tú primero, pequeño. Yo te alcanzo en un momento.
Ángel fue corriendo hacia la orilla y yo me senté cerca en la arena.
-Máx, ve con él. -Y Máximo salió disparado hacia Ángel. -Jack... Ve. -Poché lo soltó y también se le unió a los dos.
-Son hermosos. -Susurré viéndolos juguetear en la orilla.
-Su risa me deja saber que es lo más hermoso. -Poché se sentó a mi lado mirando hacia el horizonte.
-Pensé que ibas a pasar el día con tu novia. -Le dije y la miré, su sonrisa hizo que quisiera tragarme las palabras que acababa de decir.
-Ella salió... Un cliente muy exigente.
-Si no hubiera salido, ¿no estuvieras aquí?
-María Laura es mi novia, pero Ángel mi hijo. Obvio que estaré donde esté mi hijo... Además, ella estaría aquí también.
-¡Ah! Ya...
-¿Crees que hoy sea un buen día para decirle?
Miré hacia Ángel que seguía jugando con los dos hijos de Poché.
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Fin Que Mereció
FanfictionSegunda parte de: "Cuento que merece un final mejor". Daniela Calle ha tenido una segunda oportunidad en su vida y la ha aprovechado convirtiéndose en una doctora pediátrica. Su hijo Ángel: su adoración. El hilo rojo que volvía a decorar la muñeca d...