Capítulo 35: FIN.

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POV NARRNIA
Seis meses más tarde...

Sala de espera del Hospital:

-¿Cuándo podré ver a mi hermanita? -Ángel le preguntó a Pulga.

-Pronto, Guapo. Muy pronto.

-¿Hoy?

-Sí, hoy mismo la verás. Por eso tus mamis no están. Se están encargando de traer a tu hermanita al mundo. -Respondió Pau.

Sala de Partos:

-Vamos amor, tú puedes. -Poché sostenía la mano de su esposa o mejor dicho, su esposa tenía su mano prisionera de diversos apretones.

-Claro, como no eres tú quien está sintiendo que el mundo se le viene encima.

-Vamos, amor. Es por nuestra Mini Bestia. -Poché la intentaba calmar.

-Más le vale que salga aunque sea con mi lunar. -Logró comentar Calle cuando obedeció al Doctor cuando dijo "más fuerte".

-Acéptalo, saldrá guapa y sexy como yo.

No hubo mucho más que discutir en medio del parto cuando el llanto de un nuevo bebé se escuchó.

Poché sonrió y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver como el Doctor alzaba a su nueva Mini Bestia.

-Es sexy... como yo. -Le comentó a Calle.

Calle no dijo nada, estaba agotada a más no poder.

Luego de unos instantes la enfermera se acercó con la Mini Bestia envuelta en una cobija blanca.

-Felicidades, tiene una niña muy saludable.

Poché la tomó en sus brazos y la vio a los ojos.

Amor a primera vista.

Poché se había enamorado a primera vista por segunda vez.

Lo siguiente a felicidad era lo que invadía su cuerpo.

-Amor, nuestra Mini Bestia. -Dijo y se acercó a Calle para que pudiera sentir a su pequeña.

-Nuestra Mini Bestia. -Susurró Calle al ver esos pequeños y oscuros ojos.

Dos años más tarde:

-¡Amor! Que no me chuzes. -Poché sostuvo las manos juguetonas de su esposa al girar y quedar sobre ella.

-Sin gritar, Gordi. -Calle sonrió con malicia. -Recuerda que Ángel y Luna están durmiendo.

-Para eso tenemos una casa grande y para eso sus habitaciones están luego de la escalera. -Poché sonrió de igual forma.

-No, amor. Luna duerme en tu futura oficina. -Calle le recordó y Poché hizo un puchero.

-En ese caso, tú deberás ser calladita. -Poché besó el cuello de su esposa rápidamente. -Extraño ver tu lunar. -Comentó con algo de angustia.

-Pero bien que sabes dónde está.

-Sé de cada parte de tu cuerpo mejor que el mío. -Sonrió la ex-motorista.

La Peli-Azul besó a la Castaña a la vez que iba entrando en ella lentamente.

No hubo mucho más que decir.

La Peli-Azul paseaba sus manos por el cuerpo de su esposa como si fuese Braille.

Sabía bien los puntos débiles de la Castaña y sabía bien lo que le encantaba.

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