*Aquí es donde inserto ese +18 decorativo que para nada esperaban 👀*
El "no debes" recorría mi mente una y otra vez, pero Calle siempre había sido mi debilidad.
Con ella debía todo y con ella quería todo a pesar de todo.
No tenía voluntad ni mente para pensar en tercero ni en el mañana.
No tenía fuerzas para negarme a sentir su alma en la mía.
Quizás era lo que necesitábamos luego de casi siete años. Un último encuentro donde dejáramos todo claro y pongamos cada punto sobre la mesa o sobre el sofá.
Abrir los ojos y pedirle a la enfermera que encendiera la luz y que solo fuese mi propia luz la apagada jamás me había molestado tanto, pero a la vez me estaba gustando.
Estaba deseando ver a Calle y no sólo el recuerdo de sus ojos, de su perfecta nariz, de sus labios, de sus gestos simples y sus gestos de pasión. Estaba deseando verla ahora, justo ahora que estaba debajo de mi.
No quería recordar, quería verla.
Sus manos se posaron en el borde de mi camisa deteniéndome hasta que voló a algún lugar o simplemente la dejó caer a nuestro costado.
Me incorporé apoyando una rodilla en el sofá para que Calle se sentara.
-Quiero hacerlo yo. -Dije con rapidez.
Su respuesta me dió el permiso y llevé mis manos hasta los botones de su camisa.
Dudé... ¿Comenzar por arriba o por abajo?
Sus manos se posaron sobre las mías y me llevó a abajo.
Sentí su camisa libre y los botones expuestos.
"Uno..." Botón suelto.
"Dos..." Botón suelto luego de batallar un poco.
Sus manos se posaron en mis hombros y atrapó mi boca con la suya.
No tuve que contar más en mi mente. Calle tendría que coser los botones o comprar una camisa.
Sí, fui conciente de que esa camisa tuvo que caer lejos, no la quería sentir interrumpiendo algo que deseaba.
Sentí sus manos en mi cintura y luego como desabrochó mi pantalón.
Podía detener todo justo al momento, pero no.
Me hizo sentar mientras me quitaba el pantalón luego de batallar por quitarme los tenis.
Dejé de sentirla y a momento escuché sus tenis caer también.
Y todas mis sensaciones indicaban que también se había despedido de su falda un poco más arriba de las rodillas.
-¿Aquí o en el cuarto? -Preguntó cuando se sentó sobre mis piernas con sus rodillas a cada lado de mi.
-Aquí y en el cuarto. -Dije decidida.
No me importaba donde fuera, solo quería revivir eso en lo que éramos una.
Sus labios volvieron a los míos, pero no había delicadeza en sus besos.
Mis manos recorrieron su espalda y su cintura hasta llegar a su trasero.
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Fin Que Mereció
Hayran KurguSegunda parte de: "Cuento que merece un final mejor". Daniela Calle ha tenido una segunda oportunidad en su vida y la ha aprovechado convirtiéndose en una doctora pediátrica. Su hijo Ángel: su adoración. El hilo rojo que volvía a decorar la muñeca d...