-¿Se puede? -Poché tocó dos veces a la puerta y Ángel se puso de pie de inmediato para ir a abrirle.
-Poché... ¿Ya nos vamos?
Terminé de peinarme y salí del baño para encontrarme con Poché ya vestida.
-En breves, Mini Bestia... Solo vengo a verificar que ya tengan su mochila lista.
-Sí, ya tenemos nuestras mochilas listas, Poché.
-Entonces creo que podremos irnos. Ya Valentina está lista también.
-¿Vale irá?
Era perfecto que fuese. Ir con la parejita nada más no me agradaba, al menos con Valentina podría distraerme y no sentirme un cero en la esquina.
-Sí, es una fiesta donde irán socios de mi empresa y algunos clientes importantes con sus familias. -Poché se sentó y me acerqué a ella.
-Será divertido. -Murmuré con sarcasmo mientras guardaba mi maquillaje en la mochila.
-No, de hecho no. Puede que para ellos sí, pero preferiría pasar el tiempo acostada en mi cama escuchando música.
-Creí que ahora eras parte de las fiestas elegantes.
-Sabes que nunca me gustaron. Solo una vez fui a una.
-¿A cuál? -La miré y ví su pequeña sonrisa.
-Mamá... Cuando bailaron en el techo. -Ángel sabía bien esa parte y especialmente por la parte donde Poché me intentó tapar los ojos con una de sus medias.
-¡Ese es mi Mini Bestia! -Poché lo felicitó.
-Pero esta vez se me hace que tendrás que pasar todita la fiesta en la fiesta.
-Sé que moriré de aburrimiento severo. Lo sé. Mini Bestia... Venga. -Poché se puso de pie y Ángel la tomó de su mano. -Vamos a quitarte ese suéter de abuelito.
Me giré sobre mis talones al escucharla y entrecerré los ojos.
-¿Cómo que suéter de abuelito? -Puse mis manos en mi cintura.
Ángel se veía hermoso con su suéter.
-No tengo que verlo para saber que lo has vestido como si fuese a la comunión.
-¿Y cómo quieres que lo vista?
-¿Cómo iba vestida el día en el que hablamos por primera vez?
FlashBack
Allí llegaba ella. Se estacionó justo donde siempre.
Su pantalón chándal y su abrigo. Uno de sus estilos que tanto me gustaba ver en ella.
-Siempre puntual, María.
Me acerqué cuando ella entró a la cafetería. Entré y me senté cerca de su mesa.
Tenía nervios, no sabía bien porqué lo hacía si no tenía que hacerlo, pero quería hablar con ella y ver sus ojos de cerca.
Sabía que siempre se sentaba frente al ventanal y muy pocas veces le hablaba a otros clientes. A menos que fuesen chicas con ropa escasa.
"Es tu oportunidad Calle... O haces que te hable o te vas..."
Me paré decidida. No tenía que hablarle, pero la miré allí tomando su desayuno.
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Fin Que Mereció
Fiksi PenggemarSegunda parte de: "Cuento que merece un final mejor". Daniela Calle ha tenido una segunda oportunidad en su vida y la ha aprovechado convirtiéndose en una doctora pediátrica. Su hijo Ángel: su adoración. El hilo rojo que volvía a decorar la muñeca d...