Mini Maratón 3/3
Volví a sentir como Calle y Ángel se marchaban.
A penas era martes y ya quería que fuese sábado para poder quedarme en la cama con ellos.
-Cinco minutitos más... -Volví a acomodarme para dormir.
****
Abrí los ojos, mucha luz tanta que dolía.-Tranquila, ya te acostumbrarás.
-¿Paisa?
-Me avisas si esperas a alguien más. -Lo ví cruzarse de brazos, bueno... Su silueta cruzándose de brazos.
-¿Qué ocurrió, Bro?
-Balazo a su cabezota. -Hizo el gesto de dispararse a la cabeza con su mano. -Debías calmarte, Poché... Bueno, mejor dicho... Majo.
-Me vale madres.
-Tan educada como siempre.
-¡Ya ves! -Me senté en el suelo mientras comenzaba a ver mejor.
-No te servía valer madres. Más cuando tenías una pequeña vida por la cual cambiar.
-Calle y Sebas lo podrán creía mucho mejor que yo.
-Al final te rendiste. No lo creí de ti.
-No me he rendido. -Dije de mala gana.
-Pues creí haber escuchado que le dejabas el terreno libre a Sebas con Calle y le dejabas a su cargo a esa pequeña parte de ti.
No respondí. Solo cerré mis ojos y me recosté en el suelo.
-Entonces... ¿Si escuché bien?
-Estoy muerta. ¿Qué opción tengo? ¿Un correo directo al domicilio de Calle para enviarle un "aléjate de Sebas"?
-¿Quién te dijo que estás muerta? Tonta... El balazo te hizo mal la verdad. Estás en el llamado coma. En un hospital.
****
Abrí los ojos. Solo oscuridad, había sido solo un sueño más.
Cuando podía ver, quería todo oscuro y no dejaba que la luz entrara a casa. Ahora que no podía ver, quería luz.
Pasaron los días, era viernes.
La misma rutina, Calle y Ángel se iban y yo me quedaba sola.
Calle me había ayudado preparando las máquinas de hacer ejercicios y al menos tenía variedad para distraerme.
Quería sentir el aire fresco, aire natural.
Subí las escaleras con cuidado hasta salir al patio.
El vecindario estaba silencioso. No lo recordaba tan silencioso.
-Claro... Siete años, ya los niños han crecido.
Llegué a la puerta del garaje.
No sabía sobre mis bebés. Quizás estaban echándose a perder allí dentro.
Intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada con candado.
Me deslicé hasta quedar sentada contra la puerta.
-Bebés, no las abandoné. No quise hacerlo, hubo fuerzas mayores a mi voluntad que me llevaron a apartarme de ustedes y de quien amé, pero quien amé me trajo de vuelta y estoy aquí de nuevo. -Hablé con las motos.
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Fin Que Mereció
FanficSegunda parte de: "Cuento que merece un final mejor". Daniela Calle ha tenido una segunda oportunidad en su vida y la ha aprovechado convirtiéndose en una doctora pediátrica. Su hijo Ángel: su adoración. El hilo rojo que volvía a decorar la muñeca d...