Capítulo 29: Creo que casi

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***LEAN LA NOTA AL FINAL***

Nos montamos en el auto de Pulga y ésta manejó a toda la velocidad que pudo.

Sabía que ella iba nerviosa y preocupada por Ángel.

Sabíamos que Sebastián no tenía buenas intenciones con Ángel. Por algo lo tenía.

Metí mi mano en mi bolsillo y sentí el metal en él.

Solo quería llegar y destrozarle la existencia a Sebastián. Quería tenerlo entre mis manos y darle cada golpe que le dio a Calle.

Golpearlo hasta que mis brazos no pudieran más. Golpearlo hasta saber que no volvería a aparecer en nuestras vidas.

Eso debí hacer aquella noche en la piscina cuando me habló.

Debí haberme encargado de él.

-¿Qué haremos? -Me preguntó Pulga.

-Lo voy a matar. -Respondí.

-Creo que eso lo sabía sin que me lo dijeras, pero respecto a Ángel.

-Cuando veas la mínima posibilidad te lo llevas lejos de Sebastián. Yolo que lo distraiga y tú aprovechas. Cuando Ángel esté lejos, yo me encargo de esa escoria.

-¿De verdad lo matarás?

-Con mis propias manos.

-¿Segura?

No respondí. No tenía ni la mínima duda de que eso era lo que haría.

POV CALLE

Terminé la llamada con Poché y llamé de inmediato al colegio. Me confirmaron lo que temía. Fue Sebastián quién lo buscó y se lo llevó.

Sentí que el pánico se apodera de mi y no podía hacer más que sentarme en el suelo e intentar calmarme antes de romper en llanto.

Escuché que la puerta se abrió y unos brazos me rodearon.

-Ya me he enterado. No te preocupes, Calle. Estoy segura que todo estará bien. Sebastián no le hará daño. Él fue quien lo cuidó por casi siete años y es un niño.

-¿Y si se lo lleva lejos?

Recordaba perfectamente la vez en la que se llevó a Ángel casi dos semanas y no me permitió verlo o escucharlo en llamadas.

No había una noche en la que no llorara por mi Ángel. Era como si me hubiesen arrancado un pedacito de mi corazón y el resto del corazón pidiera a gritos ese pedazo de vuelta.

-Vida y Fuerza lo buscarán. Daremos con ellos y Ángel estará en tus brazos antes de lo que piensas. Te prometo que antes que termine el día todo estará bien.

Las palabras de Pau me calmaron un poco y me puse de pie.

-Iré a la casa de Sebastián. Es probable que él aún esté allí. -Tomé las llaves de mi camioneta y salí antes de que Pau pudiera detenerme.

"Con mi hijo no..."

Puse en marcha la camioneta y me dirigí hacia la casa de Sebastián.

Unas lágrimas de frustración bajaron por mi rostro cuando el tráfico no me dejó avanzar.

-Con mi hijo no. -Repetí y giré el volante.

Me colé por la acera a unos diez autos y me metí en la carretera sin importarme el resto. Escuché como las bocinas sonaron, pero ignoré el hecho y aceleré.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora