Capítulo 34: ¿Eres de nadie?

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Los días pasaban y no podía de dejar de sentirme en una felicidad constante día tras día.

Podía ir a despertar a Ángel, podía jugar con él, podíamos ver películas y no solo escucharla.

El dolor de cabeza me estaba torturando y la vista que se me ponía borrosa por momentos no ayudaba.

-Esa se te ve mejor. -Le dije cuando se probó una de las chaquetas que había escogido.

-¿Por qué chaquetas? ¿Y ese abrigo? Se ve bonito. -Calle llegó y señaló un abrigo rojo que colgaba en el probador.

-¿Una chaqueta y un abrigo? -Preguntó Ángel y miré a mi Castaña.

-Un abrigo y una chaqueta. -Respondió Calle y sonrió antes de pasarle el pantalón a Ángel para que se lo probara.

-Cierro, mamis. -Dijo Ángel y cerró la puerta del probador.

-Estas hermosa. -Le dije a la Castaña cuando me acerqué y la abracé por la espalda.

-Usted sí está hermosa. -Respondió y se giró para quedar frente a frente.

-Usted también, Mini Bestia. -Le dije a mi próxima Mini Bestia en camino mientras acariciaba la creciente panza de Calle.

-¿Qué vas a comprarte? -Me preguntó y le sonreí. -Vamos, algo debes comprarte. Es la reunión de los hermanos. -Me dijo haciendo un puchero y solo negué con la cabeza.

-Recuerda que debo ir a la oficina primero. Quizás de ahí me compre algo de camino a la reunión. -Le dije intentando sonar sin ánimos.

-Amor, si no quieres ir... No iremos. Solo es una reunión que les dio con hacer. Hay una serie muy buena que podemos ver con Ángel y cuando se vaya a dormir podemos ver alguna película de zombie.

-Me parece un plan muy tentador, señorita... pero no podemos faltarle a nuestros hermanos. Te prometo que tendremos una buena noche de series y películas mañana. -Le dije y le di un pico rápido.

-¿No me quieres ya? -Preguntó y fruncí el ceño. -Siento que ya no es como antes. -Dijo haciendo un puchero y su tono me hizo sentir mal.

-Bonita, te amo como siempre. Te amo más incluso, te amo y solo te amo. Jamás dudes de que lo hago. -La tomé de la barbilla y le di un beso en la frente. -Sé que he estado un tanto perdida, pero es que a penas hace cuatro meses que he recuperado la vista luego de pasar siete años en oscuridad.

-¡Mamis, ya! -Escuchamos a Ángel y nos giramos.

Jamás iba a dejar de decir que mi Mini Bestia era mi hermoso ángel y que Calle era la Castaña de mi vida.

Salimos de la tienda con algunas bolsas, miré a Calle mientras conducía.

-Prometo intentar ir a comprar algo de ropa para la reunión. -Le dije y me ignoró. -¿Por qué estas enojada?

-Tú sabrás. -Respondió e intenté hacer memoria de algo que pude haber hecho o dicho, pero solo se me podía ocurrir que no quise comprar ropa para mi.

-No, no sé. ¿Es por la ropa?

-No es por eso.

-¿Entonces?

-Ángel, tápese los oídos. -Dijo y miré hacia Ángel quien hizo lo que le ordenó. -Esta bien que estés viendo al mundo de nuevo, pero eso no quita que salgas tanto y...

-¿Y?

-No me tocas como antes. -Murmuró y comprendí.

Miré hacia Ángel quien aún tenía sus manos en los oídos.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora