Capítulo 6: Tercer tatuaje

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Calle se sentó en la cama, tenía una gran vista hacia el mar. La ducha de la habitación sonaba, Ángel se estaba bañando.

La Castaña tomó su celular y le avisó a Pau sobre su nueva ubicación.

Calle dejó sobre la cama el aparato y se acercó al balcón para observar el mar que comenzaba a revolcarse.

-Se acerca una tormenta... -Murmuró.

El cielo más oscuro de lo normal y el mar inquieto eran las crónicas de un temporal.

Calle volvió adentro, el frío de la noche comenzaba a erizarle la piel.

-¡Mamá, ya terminé! -Ángel gritó desde adentro del baño y Calle entró con toalla en mano lista para secar a su pollito.

Al terminar se sentaron en la pequeña  sala de ese piso para ver películas. Ninguno tenía sueño a pesar de que eran las diez de la noche.

-¡¿Doctora?! -Calle giró a la vez que su hijo en el sofá para ver a María Laura en bata de dormir bajando por la escalera detrás de ellos.

-¡Aquí! -Dijeron ambos a la vez.

-Siguen despiertos. -La chica ser acercó con una sonrisa.

-No tenemos sueño... Espero que no le moleste que estemos viendo TV a estas horas.

-No, nada de eso. Solo bajé para informarles unos datos que se me pasaron. Tenemos dos perros en la casa, ambos están muy bien educados. Uno es un perro guía, no tendrán problemas con ellos. Se los digo por si los ven que no se vayan a asustar o preocupar. Lo otro es que mi novia se despierta muy temprano y acostumbra tocar el piano... Ella tiene una habitación para hacerlo. No creo que les de molestias el sonido, a parte de que toca muy bien.

-Comprendo, no hay problemas con eso.

-El otro dato es que nuestros perros todas las mañanas cuando mi novia comienza a tocar el piano ellos se van a correr por la arena. Siempre regresan, ya es una costumbre. Así que si ven dos perros por la playa son los de aquí.

-¿Puedo jugar con ellos? -Ángel preguntó y María Laura sonrió.

-Por supuesto que sí, solo que uno... El Labrador es un perro guía. -María Laura no sabía cómo decirle que no al pequeño.

-Hijo, los perros guías están para ayudar a personas con discapacidades. Ellos son unos pequeños angelitos que cuidan a sus personas especiales por lo que siempre estarán al pendiente de ellos. Es mejor no distraerlos para que puedan ayudar.

-¿Y el otro perro? -Preguntó curioso.

-El otro es un poco mayor, pero estoy segura de que podrás jugar con él. Para su edad tiene mucha energía.

-¿Su novia necesita ayuda? ¿Puedo ayudarla? -Calle le preguntó cómo doctora al fin.

-No, ella ya está acostumbrada. Es una condición que ya ha aprendido a manejar, pero no sé... Si gustas puedes revisarla. Aunque ella tiene una doctora que viene cada semana a revisarla.

-Con gusto la ayudaré en lo que pueda.

-Te lo agradezco mucho mucho.

-Es lo mínimo que puedo hacer por permitirnos quedarnos aquí.

-Bueno... Solo bajé para informarles eso. Ya me voy a dormir, le dije que iba por agua y me debe estar esperando.

-Vaya tranquila, buenas noches.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora