Capítulo 3: Te Atrapé

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El gran Ángel y temido Policía... Buscaba por cada rincón a la terrible ladrona Daniela Calle, quién se había escondido en esa casa abandonada bajo la gran lluvia.

Ángel no le temía a esos grandes pasillos ni a los rayos y truenos causados por la lluvia.

Nada se interpondría entre él y su objetivo: Mamá "Ladrona" Calle.

Calle permanecía en la oficina de la casa... Justo a dos puertas del pequeño, pero valiente policía.

El timbre de la casa sonó y el pequeño se detuvo antes de abrir la puerta donde se ocultaba la ladrona.

Volvió a sonar y el pequeño corrió hasta la puerta de entrada.

-¿Quién? -Preguntó pegando su oreja a la puerta.

-Soy la cotizadora. -Respondió la mujer tras la puerta.

-¿Cotizadora? -Preguntó curioso.

-Sí... La que va a cotizar. ¿Están tus padres contigo?

-No... Estoy siguiendo a Mamá Ladrona. -Respondió muy serio.

-¿Puedo jugar? -Preguntó y el niño lo dudó.

-¿Tú serás policía?

-Si quieres puedo serlo.

-Te quedas... ¡Cuenta hasta diez! -Gritó y salió corriendo por el pasillo.

-Uno, dos, tres... ¡Diez! -Gritó cuando abrió la puerta.

Dejó a un lado el paraguas y se quitó su gabarnida.

-Ya estoy adentro... ¡Un, dos, tres voy por ti! -La cotizadora comenzó a caminar por el pasillo que quedaba justo de frente a ella.

-¡Mamá!... Por ahí viene la policía. -Ángel pasó corriendo por el lado de Calle quien salía de la habitación para buscar a su hijo.

Calle frunció el ceño giró para ver cómo su hijo se escondía donde justo ella lo había hecho.

-¡Policía! Arrestada. -Calle levantó las manos cuando escuchó que la habían arrestado y se giró lentamente.

-¿Valentina? -Calle la miró fijamente mientras recordaba a aquella adolescente.

-Yo te he visto.

-Soy Calle... Daniela Calle.

-Tú.

-Mamá, ¿te atrapó? -El pequeño Ángel se asomó por el costado de Calle sujetando una de sus piernas.

Valentina lo miró fijamente y miró a Calle, par de veces repitió la acción.

-¿Por qué se parece tanto? -A Valentina se le aguaron los ojos y a Calle se le aceleró el corazón.

-Ángel... Ve a esconderte. -El pequeño corrió, pero volvió.

-Señorita... -Valentina se dió media vuelta para encontrarlo con la mano extendida. -Soy Ángel, ¿Y usted?

-Mucho gusto, Ángel. Soy Valentina, pero ahora ve a esconderte antes de que te atrape. -El pequeño asintió y despareció del pasillo.

-¿Cómo has estado?

-Bien... Me ha ido bien. Pude estudiar y ahora trabajo como cotizadora. En una buena compañía.

-Me alegro que hayas progresado.

-¿Por qué se parece tanto? -Valentina volvió a preguntar.

Fin Que MerecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora