Chapter Eight

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Toc toc, sonó la puerta del chico rubio. Este solo pudo saltar ente el sonido que se hizo presente. Su cuerpo comenzó a temblar, no tenía idea de quien podía llegar a ser. Pero no tuvo tiempo de pensar pues el desconocido volvió a tocar.

- Sé que estás ahí.- Dijo.

Niall reconoció al instante la voz, esa voz que esperaba nunca más volverla a oír. Aquella persona debía estar en Egipto, no en Londres. Tampoco debía estar detrás de la puerta de su habitación de la clínica.

- Abre la puerta. Ya.- Exigió.

Niall miró a todos lados pero con la luz apagada no había mucho que ver, necesitaba huir pero no había modo de huir allí dentro. Por lo que entonces necesitaba un lugar donde esconderse. El armario no serviría pues era pequeño. El baño era un escondite muy notorio. 

Entonces decidió que debajo de la cama sería el mejor escondite. 

La persona que se encontraba detrás de la puerta comenzó a tocar cada vez más fuerte, con desespero. Una gota de sudor rodó por el rostro de Niall. Estaba muy ansioso, su respiración comenzaba a entrecortarse.

Corrió a esconderse abajo de la cama pero cuando estaba terminando de meterse debajo de la cama, de una pata la puerta cayó y Niall soltó un pequeño gritito. Con el peluche de delfín que llevaba en sus brazos ahogó sus sollozos.

Estaba en total pánico, no podía parar de llorar pero intentaba hacer el menor sonido posible porque sino la persona en cuestión lo encontraría. Veía como la persona entró lentamente mirando atento a cada lugar pero él no se movió ni un milímetro.

- Sal de donde quiera que estés, Nialler. - Susurró. - No me hagas enojar. Tu no quieres verme enojado.- 

Cerró sus ojos con la mayor fuerza posible deseando que esto no fuera cierto y fuera una mentira, una pesadilla, lo que sea que no fuera real. 

- ¡Mierda Niall! ¡Sal ya! - Dijo y pateó la mesita de luz de su habitación.

Otro gritito salió su garganta, era de temor, de pánico, de miedo. Tragó saliva. Seguro lo había escuchado y ya sabía donde estaba.  Y ya no se encontraba en la clínica, sino en su cuarto de su casa la que extrañaba tanto.

El silencio se hizo presente y de repente vio su rostro. Los ojos de Niall se abrieron como platos.

-Te encontré. - le comentó viéndolo a los ojos.

De inmediato lo tomó de los pies y lo arrastró fuera de su escondite. El rubio intentó agarrarse de cualquier cosa pero no lo logró, es más, así fue como su delfín quedó debajo de la cama.

-¿Creíste que podías ocultarte? - Niall negó. - Pues para mí, es lo que estabas intentando. - Niall negó con más énfasis.- Estabas intentando hacerme enojar y adivina qué. Lo lograste. - Niall sollozó más alto, casi gritando por ayuda. - Voy a tener que castigarte. - Finalizó.

Niall ya sabía que seguía, Niall recordó todo. No tenía que esconderse abajo de su cama, eso nunca le había funcionado. Tampoco tenía que pensar en que sucedería sólo pensar en el silencio.

De un momento a otro y entre sollozos, la persona que se encontraba sobre Niall le estaba bajando los pantalones. Niall pataleaba y gritaba. Un puñetazo fue a parar en su cara. Y luego de eso le siguieron unos cuantos más.

Para un punto Niall apenas estaba consciente y sus ojos pedían a gritos cerrarse, quería descansar, todo dolía mucho. La persona en cuestión estaba a punto de entrar. Se posicionó y Niall volvió a cerrar los ojos con mucha fuerza.

Disorders.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora