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Dos semanas. Sólo dos semanas le faltaban a Louis para poder salir del manicomio en el que los tres amigos se encontraban encerrados junto a tantas personas.

Pero la presión de salir, el miedo a que Harry lo dejara y las voces de su cabeza lo habían arruinado.

Luego de aquella charla que Zayn había tenido con Louis, no había vuelto a tener otra. Louis no salía de su habitación y solo se alimentaba de lo que las de servicio le llevaban. Lucy lo había vuelto a catalogar como inestable.

Pero si mejoraba su conducta, saldría en dos semanas, todavía podía.

El caso fue que todo ese tiempo encerrado fue a peor.

En día, la señora de servicio que siempre le llevaba la comida a la noche, se encontró con la sorpresa de que Louis no le abrió la puerta, pero no solo eso, no le respondía.

Eso hizo a la señora preocuparse, por lo que abrió la puerta para corroborar que todo estuviera bien.

Al abrir la puerta y adentrarse, la señora se encontró a Louis tendido en el suelo del baño. Tenía sangre en su boca y se veía pálido. Por primera vez lo pudo ver, ya que siempre le abría a oscuras y con una manta encima, Louis estaba hecho un esqueleto. Sus dientes se encontraban amarillos, él pálido, su pelo debilitado cayéndose.

Inmediatamente la mujer sacó su radio y avisó para que pudieran venir a ayudar al joven luego de cerciorarse que respirase. Sus latidos eran muy débiles.

Los rumores no tardaron en correr para los que estaban por los pasillos o las habitaciones, pero Harry no lo supo hasta que vio a Lucy en su puerta esperándolo. La mujer lo esperó para decirle que debían hablar un momento y fueron a su despacho.

Allí, la mujer le explicó el estado de Louis y lo que sucedería después, había hecho todo esto porque sabía lo cercanos que eran.

Luego lo llevó nuevamente a su habitación y le indico que duplicara la dosis del antidepresivo hasta nuevo aviso. Y una vez que el ruloso se adentró, le pidió a los guardias que lo vigilaran mucho. 

Harry no estaba ni cerca de salir y una situación así lo único que hacía era empeorar las cosas.

Desde entonces, Harry no solía salir mucho de su habitación. Así que Zayn buscaba la manera de poderlo animar.

El día de hoy había logrado que Harry saliera con él al patio, hasta había conseguido un horario especial para ellos dos con ayuda de John y Lucy. Por lo que entonces, no había nadie allí. Solo ellos.

Harry ya no podía ocultar su evidente malestar pero aún así intentaba fingir que todo estaba bien.

-Harry, en serio. Creo que debes intentar sentirte mejor, así no ayudas a Louis.- dijo.

Harry cubrió su cara con sus palmas.

-De ningún modo lo ayudo. ¿Acaso viste lo que pasó? Yo no pude hacer nada para evitarlo.- Se sinceró. - Soy una pegatina en ésta historia, no sirvo ni para cuidar a los que amo. ¿Entiendes, Zayn?-

Allí fue cuando el llanto de Harry se hizo evidente, se oía en todo el lugar, un llanto desgarrador que salía desde lo más profundo de su ser.

Zayn junto fuerzas y lo abrazó. 

Harry al sentir los brazos del contrario rodeándolo no lo pudo creer, su amigo lo estaba abrazando. Inmediatamente se lanzó a sus brazos y comenzó a llorar aún más fuerte en su hombro.

Esto era exactamente lo que Harry necesitaba, apoyo emocional de sus amigos.

Agradeció desde muy dentro de sí que Zayn pudiera tomar valor y dejar de lado su enfermedad para brindarle ayuda y ser un soporte en éste momento tan complicado para él.

Disorders.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora