Capítulo 27.

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- ¿Qué gusto quieres, Princesa? - le preguntó Joel a Erick, leyendo la lista de diferentes gustos que había en la heladería.

- Mmm... - Erick leyó por décima vez la lista, ya decidido a comprar - Chocolate y crema americana.

El menor miró a Joel y sonrió tiernamente, el mayor asintió con una sonrisa, pidiendo el helado para el ojiverde y uno para él.

Joel y Erick comenzaron a caminar por las calles, viendo las vidrieras de tiendas de ropa, juguetes e incluso de instrumentos musicales que habían.

Erick se detuvo al lado de Joel, parándose de puntitas de pie para probar un poco el helado de Joel.

- ¡Oye! Es mi helado - se quejó Joel, antes besarle la nariz a Erick y seguir caminando.

Erick hizo una mueca de desagrado, y miró a Joel.

- ¿De qué es eso? - preguntó con asco.

- De menta granizada y banana split.

- Asco tus gustos, amigo - habló el menor caminando junto a Joel.

El rizado sólo rió por la bajó, negando con la cabeza.

- ¿Sabes? Creo que le caerías bien a Gabriel - dijo Joel de repente.

- ¿Gabriel? - preguntó Erick, mirando a Joel, levantando una ceja.

- Sí, mi hermano, haces gestos ó dices que cosas que me hacen acordar a él - respondió Joel, sinceramente.

- ¿Cómo es tú familia, Joey? Nunca me has hablado de ellos - Erick habló curioso.

- Tengo tres hermanos, Emanuel, Israel y Gabriel y a mi madre, aunque ellos viven en Estados Unidos junto a mi abuela. - explicó el rizado, lamiendo un poco de su helado - cuando mi abuelo murió, yo decidí irme y venir para aquí, dos ó tres veces por año los veo.

- ¿Hace cuánto tiempo vives aquí?

- Ya tres años - respondió el ojimiel.

- Oh, ¿Cómo son tus hermanos? - preguntó Erick, comenzando a comer el cono de su helado.

- Ellos son divertidos, y también somos muy unidos entre nosotros, recuerdo que una de las cosas que siempre hacíamos era ir a la casa de mi tía para visitarla junto con mi madre y mis hermanos, mientras ellas charlaban y tomaban té, nosotros organizábamos nuestros propios programas de talento, que por ciento, siempre los ganaba yo - Joel sonrió recordando cada momento junto a su familia.

- ¿Qué talento tienes, Pimentel? - interrogó el ojiverde, alcanzó una ceja.

- Cantaba todo el tiempo, las veinticuatro horas del día, sin parar, incluso había veces que obligaba a mi familia a cantar junto a mí, intentaban callarme dándome de comer.

Erick reí suavemente, y miró a Joel.

- ¿Puedo preguntarte algo? - dijo el menor, suavemente.

- Sí, Princesa - asintió Joel.

- ¿Por qué ya no cantas? - preguntó tímidamente Erick. - Nunca te oí cantar.

- Porque siempre fue mi abuelo una gran inspiración para mí dentro del canto, y cuando lo perdí hace tres años y medio, simplemente dejé de hacerlo, no sé porqué - respondió el rizado cabizbajo, terminando su helado.

Erick abrazó a Joel sin pensarlo, y besó su mejilla.

- Entiendo - susurró.

Joel sonrió y besó los labios de Erick con cuidado, como si tuviera miedo de que se rompiesen.

Jodidamente enamorado // Joerick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora