Capítulo 6.

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- Estoy mojado por tú culpa. - Bufó Erick, mirando a Joel desde arriba de la casa de los guardas vidas, mientras movía sus pies hacia adelante y atrás.

- Yo te dije que te sacarás la ropa, pero tú te negaste - le recordó Joel y se sentó al lado del ojiverde.

- No puedo ir a mi casa mojado, mis padres me matarán - se siguió quejando Erick y cruzó sus brazos, mientras apoyaba su cabeza en el hombro del rizado.

- Okey, entonces, vamos a mi departamento, te bañas y yo te presto algo de ropa y luego te llevo a tú casa ó a dónde quieras - aconsejó Joel, y el menor asintió, mirando hacia el mar, notando que comenzaba a oscurecer.

[...]

Erick miraba atentamente todo el recorrido, notando que no era el típico lugar en donde él pensó que Joel vivía, era una parte de la cuidad en donde se encontraban los mejores colegios primarios y secundarios privados, sus hoteles y departamentos eran de cuatro o cinco estrellas en los cuales venían famosos internacionales a hospedarse, entre otras cosas.

Al llegar al departamento de Joel, el rizado apagó la motocicleta y ambos bajaron, dejando la motocicleta estacionada en la vereda, Joel se dirigió hacia la entrada y abrió la puerta, corriéndose hacia un lado para dejar que Erick pueda pasa, al encontrarse el menor adentro de la casa, Joel entró y cerró la puerta detrás de él.

- Ponte cómodo - dijo el rizado mirando a Erick, él cual asintió. - Voy a ir a buscar la ropa para prestarte y una toalla para que te seques al salir de bañarte, ¿Te acompaño al baño?

- Sí - respondió el menor, comenzando a caminar junto a Joel. - No creo que tú ropa me entré, eres más grande que yo  - Murmuró Erick, e hizo una mueca.

El rizado sonrió.

- Puedo buscar algo que te entre mejor, seguro algo tenga. - El rizado se dirigió hacia una habitación de su departamento, el cual era blanco, con algunos retratos colgados que le daban color a las paredes, en el medio de la sala tenía un sillón, el cual daba su vista al frente de un televisor de tal vez treinta y ocho o cuarenta pulgadas, también había una puerta de vidrio por la cual salias al patio trasero.

Al llegar a la habitación de Joel, Erick se paró en la puerta observándolo a Joel, él cual estaba al frente de un armario de madera, revisando toda sus prendas de vestir, buscando algo que le puede llegar a entrar al menor.

- ¡Lo encontré! - dijo Joel sonriendo, mientras sacaba una remera mangas cortas negra con un dibujo animado en el medio, un pantalón de jeans blanco con cortaduras en las rodillas y un buzo gris con la imagen de Frida Kahlo, le entregó la ropa junto con una toalla a Erick. - Allí esta el baño. - Informó, señalando una puerta que se encontraba dentro de la habitación.

[...]

- ¿Joel? - preguntó Erick, al salir de la habitación del mayor, ya bañado y cambiado.

- Estoy en la cocina - respondió el rizado y el ojiverde se acercó.

Joel sonrió completamente al ver al menor con su ropa puesta, causándole ternura.

El pantalón de jeans, le quedaban sólo un poco más grande a lo usual, aún así, sus pequeñitas piernas y trasero, se amoldaban perfectamente. Pero el buzo, era unas tallas más grande de las que Erick acostumbraba a usar, causando que tape su piernas casi por completo, y las mangas del buzo, resaltaban, aún más, sus pequeños brazos y manos.

- ¿Quieres comer algo? - preguntó el rizado.

Erick negó con la cabeza, y se apoyó en el marco de la puerta, sintió su celular vibrar y al ver la pantalla notó que era una llamada de Chris, la rechazó y miró a Joel.

- ¿A dónde quieres que te lleve? Es decir, te llevo a tú casa, ó la de Christopher, ó no lo sé - preguntó confundido Joel, apoyándose en la mesada de la cocina y se cruzó de brazos.

- A unas cuadras de mi casa, si es posible.

- Está bien.

- ¿Te molesta qué te diga Joey?-  preguntó tímidamente Erick y bajo su mirada, jugando con sus dedos. - Porque hoy te lo dije, sin darme cuenta y no sé si te molesta.

- No, suena bien - respondió de forma sincera Joel y sonrió - ¿Vives con tus padres, princesa?

- Sí, y con Juli, que es como mi nana, trabaja con mi familia desde antes de que nazca.

- ¿Es como tú mucama? O algo así, ¿no?

- Sí - Erick hizo una mueca, porque no le agradaba la parte de tener a alguien trabajando para él, o mejor dicho, su familia, ya que ellos podrían hacerlo sin problema alguno y no dependería de otra persona.

- ¿Tú vives sólo? - preguntó el menor, mirando a Joel.

- Sí, mi madre viven en México junto a mis hermanos y el resto de mi familia.

Erick iba a responder pero su celular volvió a sonar, está vez era un mensaje de su madre, "Cariño, tú padre vuelve a las 9:00 P.M de trabajar y quiere que estés acá a las 8:30 P.M, y no quiero discutir con él. Vuelve a casa antes de esa hora" informaba el mensaje.

- Joey, ya me tengo que ir - dijo Erick al terminar de leer el mensaje, aún no eran las ocho de la noche, pero sabía que había problemas en su casa, por lo cual, prefería estar lo antes posible.

- Está bien, princesa. Vamos, entonces. - Respondió Joel, y guardó su celular en el bolsillo del pantalón, tomó las llaves de su motocicleta.

Joel y Erick salieron del departamento, el rizado cerró la puerta con traba y le entregó el casco al menor, para luego colocarse el suyo.

Erick le informó al mayor en donde debía dejarlo y al estar ambos chicos arriba de la motocicleta, Joel la encendió y comenzó a conducir según las indicaciones del menor.

El ojiverde abrazo a Joel por la cintura y cerró los ojos, esperando a llegar cerca de su casa.






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Jodidamente enamorado // Joerick.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora