DIECISÉIS.

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Dos días después del nombramiento Mina resultó más estresada, Rosalie la había hecho despertar más temprano que de costumbre y luego le dió un entrenamiento como Luna. La hizo aprender algunas tradiciones para tratar en público, también le hizo recitar poemas antiguos en un idioma entre noruego y danés, por último la hizo llorar aprendiendo a cocinar para Fane.

Dos veces había quemado unos pastelitos de carne pero lo superó, aquello era como mini pruebas por parte de la suegra.

"Te estoy educando con todas las normas de la Ley Lycan, no te quejes" le había dicho Rosalie; Mina nunca consideró que ser Luna en algunos aspectos era benéfico así como maldito porque la cocina lupei era demasiado pesada como por ejemplo un puré con una salsa extraída de alguna carne y para rematar tenía un punto de cocción para ser perfecta. Su suegra no había sido fácil de tratar pero por lo menos ya no se veía tan hostil como al principio, aunque más de una vez en secreto la nuera le había lanzado inproperios así como al hijo. 

"Voy a matar a Fane Krussen, lo voy a cortar en pedacitos y luego me lo comeré"

Y así con ese mismo enfado fue hasta su habitación, se lanzó de espaldas a su cama para dormirse hasta que Angélica la despertó al siguiente día para iniciar la jornada. 

Se asombró que el lado de su cama estuviese intacto.

— ¿Dónde está Fane?

Angélica que estaba ordenando las cortinas para que cayese toda la luz a la habitación le sonrió.

— Despertó antes del alba para reunirse con el Consejo.

Mina parpadeó sorprendida, antes del alba eran las cuatro y media.

— ¿Por qué tan temprano?

—Es un día pesado, Luna. —Dijo Angélica. —Ya se aproxima invierno y hay que preparar mucha cosas así como la gran fiesta de bienvenida al invierno de nieve.

Si, una gran fiesta en la que ella debía ser anfitriona y estaba hasta los huesos de escuchar que ella debía comportarse para que Fane tuviera mejor suerte. Si ella llegase a comportar de forma a la que no se esperan los miembros de la manada, Fane iba a tener una mala temporada, el éxito de la fiesta recaía en como la Luna planeaba el evento y trataba a los demás individuos.

Era como decir que estaba apta para ocupar ese lugar.

Hubo un momento en que abandonó su entrenamiento para ir directo a la casa donde estaban las chicas, por lo menos tejer, bordar y coser no era tan estresante cómo cocinar todo a cierta temperatura, lo más increíble era que las damas de la manada ya le tenían preparado el vestido hecho a mano para la fiesta de invierno.

No había nada más hermoso que un vestido en corte sencillo pero bordado de la forma más elegante posible, los detalles en cada flor hacia única la pieza fina de tela.

Ella quería aguantar las lagrimas pero no pudo. — ¿De quién fue la idea?

—Del Alfa. —Dijo María. —El quiere verla vestida con algo nuestro para demostrar cuánto le importamos.

—Me importan. —Dijo Mina. —Y por supuesto que lo voy a usar.

—El diseño aún no está terminado. —Dijo Dayanne. —Pero estamos segura que se verá muy hermosa.

Ella asintió, se dispuso a ayudar y pronto encontró a Raquel y a Selma peleando ya no por un lobo sino por un vestido y lo que hicieron fue tropezar un bote de pintura para tela en verde que por coincidencia cayó sobre toda la cabeza de Mina.

AMORES DE GREENVILLE 1: La Nereida y El Lobo*Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora