VEINTIUNO

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Fane la sorprendió con la construcción de una pecera al mejor estilo profesional en el recibidor de la casa principal, Mina no había pensando en algún momento tener algo así y aunque se sintió entre la espada y la pared por creer que los animales estaban privados de la libertad tuvo que callar para no ofender a Fane. Era tonto no reconocer que el se estaba esforzando mucho por ella y era difícil hacer que Breeze se mantuviera lejos de la pecera, una parte de los peces era los que solía cazar cuando estaba en el océano.

— ¿Desde cuando los depredadores tienen a sus víctimas como mascotas? —Le dijo Breeze. —Déjame comer uno solo y no te molesto.

Mina la miró severa. —Hay mucha comida en la alacena, Fane tiene a Liam muy ocupado como para que no se acerque por aquí en su buen momento.

Si, porque si Fane no hacía nada para tener ocupado a Liam algún desastre haría con Breeze y la chica no estaba preparada para él y la faceta de ser compañera de alguien porque cuando a la sirena se le pase la novedad de tierra firme querrá regresar al mar.

Las sirenas siempre eran llamadas por el mar para volver a su hogar y Liam podría morir de dolor si Breeze llegase a tener un verdadero vínculo con el.  Aunque habían veces en las que Breeze si parecía entender que Liam era su compañero porque la mayoría de veces ella misma le llevaba gran parte de la alacena a donde él estuviera, claro estaba que Liam se comportaba decente con ella desde que Fane había tenido "esa conversación" con él.

— ¿Te gustó mi regalo?

Fane le rodeó las caderas y ella suspiró profundamente. — Es hermoso, gracias.

— Y te tengo otra más...

¿Otra más? Mina se asustó en sus adentros, donde fuera algo que estuviese en su gusto se lo diría enormemente en la cara. Fane le cubrió los ojos con una tela y la traslado no muy lejos, algunas veces casi se tropezaba pero Fane la sostuvo para que no cayera. Una vez que llegó a donde tenía que estar el lobo descubrió sus ojos y ella abrió la boca sorprendida, no lo podía creer.

— Esto es...

— ¿Horrible?

Ella negó casi con una lágrima en sus ojos.

—Es hermoso. — Corrigió rápidamente. — ¿Qué te motivo a hacerlo?

—Tu.  —Dijo el rápidamente. —No quiero que pienses que no eres importante para mí y lo eres...

Rosalie había recibido la alta y en ese momento descansaba en su habitación, Mina trataba de servirle pero la mayoría de veces estaba la loba dándole lata por no ser atendida como si ella fuese una niña, claro que eso no hacía que la Nereida se digustara sino que cada vez más hasta lo hacía de travesura.

Y no fue fuerte cuando Fane le construyó un hermoso jardín privado con fuente zen incluida, una mezcla entre lo asiático y lo occidental que hasta mesa de te y sillones tenía, ahí iban muchos miles pero al lobo no pareció importarle.

— ¿Te gusta?

Ella asintió con una sonrisa y lo abrazó. —Me encanta, es hermoso.

—Lo se. —Dijo Fane algo fanfarrón.  —Todo lo que yo hago es hermoso.

Ella echó a reír con calma para después mirarlo tranquila a los ojos.

—Eres increíble, Fane.

El sonrió. —Tardaste una eternidad en decirlo.

Ella lo sentó en un sillón para sentarse sobre su regazo, fue un gesto osado pero quería saber qué tanto podría sentir el por ella ya que el lobo insistía en no trasladar su cosas a la habitación principal según él porque quería darle espacio a ella.

AMORES DE GREENVILLE 1: La Nereida y El Lobo*Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora