VEINTISÉIS

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— Ya he dicho que estoy bien ¿Cuantas veces les tengo que decir que quiero ver a mi esposa? ¿Por qué carajos nadie me dice algo de ella?

Un Fane mal herido pero enojado intento levantarse de la cama dos veces pero el personal médico profesional que La Coalición había enviado le había prohibido que tuviera visitas por razones de seguridad médica. Todavía no entendía a que se debía que siendo un cambiante no se recuperará a prisa, está bien que ya estuviera estable pero le dolía mucho al moverse.

—Temo que lo que pasa por tu cuerpo es parte del inicio de la época de apareamiento. —Le dijo Evangeline Mercer, la médica alquimista de La Coalición. — Deberías cuidarte mucho porque para... Ya sabes ...

— ¡Por todos los cielos habla claro, Evie! —Se desesperó.

—Es que tu cuerpo solo está al pendiente de la reproducción y no a conservar los otros procesos de tu cuerpo.

— ¿Me estás diciendo que cuando estoy entrando en celo me pongo débil por todos lados?

—No. —Dijo Evie tranquila. —Cuando estás a punto de iniciar el celo.

Fane suspiró. — ¿Por qué le das tanto jaleo a las cosas, Evie?

Evangeline negó, su sonrisa acordé a su cara y su cabello púrpura le hacían ver especial.

—Tratar de temas sexuales con seres sexuales no es... —Evangeline busco la palabra correcta, tal vez para no pasar en vergüenza: — Satisfactorio y menos cuando están casados.

Fane parpadeó. — Debes buscarte un hombre, tengo muchos que están disponibles.

Evie le dió una mirada reprobatoria. —No necesito un hombre, lo que necesito es decirte que tu capacidad de curación es lenta y que si sigues como imbécil yo misma voy a ayudarte a ver el lado al final del túnel ¿Has entendido?

Fane asintió. —Fuerte y claro.

Evangeline y su equipo empezaron a recoger las cosas. —Nosotros nos retiramos, trata de seguir las instrucciones de la medicación y de conservar la calma para permanecer en cama.

—Me hubiese gustado hacerlo desnudo con mi esposa pero así es la vida.

—Cuenta con la suerte que Leah Winterly hizo un magnífico trabajo con su intervención para ayudarte.

Fane recordó que debía agradecerle por eso, cuando Evangeline salió de la habitación después de un leve despido la puerta fue abierta para dar la llegada de su madre. La mujer con ojeras se había llevado una mano al rostro como si no pudiese creer que el estaba vivo, hubo momentos en los que la muerte parecía estar tan cerca pero el no se había dado por vencido.

—Yo estuve muy asustada por ti y por Mina.

—Estoy bien. —Dijo el, tenía vendas por todo su pecho y moverse en realidad dolía terriblemente.

—No te muevas. —Dijo Rosalie a modo de reprensión. — ¿Quieres dañar el trabajo de tu cuñada y de los médicos?

Fane negó. —Lo que quiero es ver a mi esposa ¿Dónde está? ¿Está bien?

—Recuperándose. —Le contestó tranquila. —Por poco y los dos no cuentan la historia.

—Lo que no entiendo es cómo entró ese Rey a mis dominios.

Rosalie negó. —Es una de las dudas que me nacieron pero más albergaba mi falta de fe con verte repuesto.

— Tranquila. —Dijo él de forma rápida. —Estoy bien.

AMORES DE GREENVILLE 1: La Nereida y El Lobo*Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora