TRES.

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Allí estaba ella, bailando como si el mundo acabase para terminar en los brazos de una de las Razas Antiguas más peligrosas del mundo... un Lupei, un Lycan, un Hombre Lobo. Mina tenía muchos problemas y encontrarse con que había una conexión con un Lobo era como vivir una pesadilla por segunda vez.

!¿Porque no podía ser algún pacifico?! un duende, un elfo, un tritón... tenía que ser un jodido lobo.

Un sexy pero arrogante Lupei.

Ellos eran posesivos, interesados, dominantes, agresivos y jodidamente inestables que sufrían trastornos como la bipolaridad o la sensación de supremacía; además, se calentaban con facilidad y aunque digan que su corazón le pertenece a su pareja por cuestiones de celo siempre andaban buscando otras opciones para humedecer su eje masculino.

No tenía porqué ser así, Mina Winterly había salido de una relación toxica para meterse en otra, su antiguo novio había hecho para vender no solo con ella sino con su familia y ella no estaba para lidiar con locos pues no era psicóloga y mucho menos psiquiatra.

Huir era la mejor forma para no volver a quebrarse, no iba a permitir que nada ni nadie volviera a dejarla destrozada, ella era fuerte, inteligente y le había costado mucho salir del esquema de damisela en apuros. Mientras tuviera su misión en práctica los hombres deberían mantenerse a un lado porque ella se los comería vivos, luego los masticaría y por último los escupiría dejándolos inmovilizados de por vida.

Mina recorrió el largo pasillo de los camerinos del bar, sentía que el Lobo la estaba acorralando y ella había empezado a desesperarse.

-Espera. - Dijo el lobo. -: Por favor.

Ella se refugió entre enormes cortinas y cuando salió dio con una habitación adyacente, era el lugar en que Shannon Amoux, su prima, entrenaba a las bailarinas del bar. Cuando creyó que había ganado el pasar desapercibida de aquel extraño macho de lobo, ella dio pasos hasta toparse con el cuerpo pesado de alguien.

-Hola, Querida Mate.

La voz masculina se escuchó sobresaltándola y ella por puro instinto había lanzado un gritito bajo, le había dado un poderoso puñetazo que lo había dejado no solo sangrando sino inconsciente al tiempo en que ella se masajeaba la mano para aliviar el dolor provocado por el puño. Seguro que si no hubiese manipulado la gravedad a ese lobo testarudo solo hubiese sentido el picar de un mosquito porque parecía haber golpeado la misma pared que golpeaba para huir de su secuestrador.

Ella lo fue a mirar ¿Lo habría dejado en coma?

★★

Fane abrió suavemente sus ojos para ver la figura femenina mostrándole el índice y el medio en forma de V.

- ¿Cuantos dedos hay aquí? - Dijo la elocuente voz de Shannon Amoux.

- Cuatro. - La Imagen de los dedos se tornó peor. -Si te dejaras de mover seguro que contaría seis o siete. -Él parpadeo tratando de calmar un poco el dolor y la visión que por segundo le producía nauseas.

Un Aric echó a reír y luego apareció en el campo de visión de Fane. -Estarás bien, Lobo.

El lobo intentó levantarse pero el dolor había sido peor así que Aric lo inmovilizó para acostarlo.

-No deberías moverte. -Le dijo Shannon Amoux. -Fue un golpe muy fuerte.

- ¿Qué me pasó?

- La chica caliente de las telas te propinó un poderoso puñetazo para que no sea tan imbécil a la próxima. -Respondió Aric.

AMORES DE GREENVILLE 1: La Nereida y El Lobo*Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora