DOS.

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Fane se quedó mirando los papeles de divorcio, había llorado como estúpido la partida de su Luna pero él no iba a perdonarla nunca. Miró la fotografía de la perra infiel, esa en la que ambos aparecían abrazados el día de su matrimonio, jurándose no amor eterno sino fidelidad por lo que se preguntaba ¿Cómo carajos si no era su mate se sentía tan terrible?

Lloró la primera noche, bebió la segunda noche y a la quinta noche parecía una mierda ambulante, ni siquiera se había bañado en esos días y por suerte su madre de salvadora había dicho que estaba con una gripe cuando la verdad tenía resaca y mientras no bebía estaba escuchando alguna canción de infidelidad a todo volumen para que nadie oyera que estaba llorando. 

¿Por qué demonios lloraba?

Las puertas de su estudio se abrieron de par en par, el olor a gato inundó las fosas nasales de Fane y pronto se había erizado de enfado. Eso de que perros y gatos no se gustaban entre Razas Antiguas no era cierto pero había un gato que lo hacía sacar de sus casillas. 

Aric Riback. 

No porque fuese un polígamo irrespetuoso, no porque apareciera cuando nadie lo había llamado, ni tampoco porque robara sus emparedados de atún en la secundaria sino porque el papá del gato había seducido a su mamá dando como resultado a Remy Riback quien trabajaba en secreto para La Coalición de Razas, una agencia secreta paranormal estilo militar que protegía los intereses de todos los sobrenaturales en el mundo. 

Y si era más realista, eso era como decir que Aric y él eran como hermanos. 

— ¡Hola cornudo!   

— ¿Qué quieres cosa con ojos?

Dijo Fane arrastrando sus palabras con enfado mientras se limpiaba las lágrimas en sus ojos, Aric de testarudo no prestó atención sino que posó su enorme cuerpo de León en una silla y apoyó sus pies sobre la delicada pintura de la mesa del escritorio. El gato se veía exagerado en su silla porque parecía un luchador de la WWE con su melena de colores castaños y rubios.   

—Medio mundo sabe que tu y Karl son hermanos de la cintura para abajo. — Dijo divertido colocando sus lentes de sol arriba de su sien. — Imagina mi sorpresa cuando Remy me soltó de una que la zorra estaba retozando en tu cama con tu Beta. 

Fane quitó los pies de Aric bruscamente y lo miró muy fulminante. — ¿Viniste a burlarte?

Aric hizo una "o" con la boca  y suspiró rodando sus ojos dorados.  

—No. — Dijo él. — Mami Rose me llamó alterada por ti y yo dije "iré", aquí estoy.  

El lobo frunció el ceño y antes de que gritará la presencia de su mamá Aric le había lanzado un cenicero en toda su frente dejándole un voluminoso golpe.

— ¿Te atreviste a golpearme?

Aric se encogió de hombros. —Mami Rose dice que debes estar tranquilo y vine a ayudar. 

— ¡NO NECESITO TU AYUDA! — Gritó Fane. — ¡NECESITO QUE DEJES DE LLAMAR A MI MADRE ASÍ Y TE LARGUES POR DONDE VINISTE! 

Más pronto de lo que pareció Aric estaba de pie mostrando sus ojos gatunos mientras que Fane estaba con sus ojos rojos de Alfa Lupino. Segundos después ambos machos yacían en el piso peleando como verdaderos perros y gatos, las sirvientes del séquito de Fane al ver tan vergonzosa escena corrieron por Rosalie, la mujer que había aparecido de inmediato les echó agua fría del jarrón de flores a los odiosos y escandalosos machos. 

—  ¡ES SUFICIENTE! —Dijo histérica la pelirroja.  

Aric y Fane se miraron así mismo y luego gruñeron señalándose mutuamente. — ¡Él empezó!

AMORES DE GREENVILLE 1: La Nereida y El Lobo*Finalizada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora