23

1.3K 123 8
                                    

-3 para el capítulo final
• • •

Luna lo miró, sorprendida.

—Pensé que íbamos a disfrutar de esta semana sin pensar en nada más, pero ya estás hablando de algo que sabes que es imposible...

La camarera llegó entonces con la pizza.

—Ah, gracias.

—Que la disfruten.

Siguieron charlando, pero sin la calidez y la conexión de antes. Y Luna lo lamentó. Matteo le había prometido una semana...

—Dímelo, Luna. Dime qué te dijo. Tiene que ser algo muy importante si estás dispuesta a renunciar a la posibilidad de ser feliz.

—No fue Simón. Nunca ha sido Simón —suspiró ella—. Él no quería tener hijos. Nunca estuvo interesado en eso. La razón por la que me dejó es que siempre ponía a Luciano por delante de él y no podía entender que el niño estuviera enfermo —Luna colocó un trozo de pizza en su plato—. Intentó volver conmigo tras la muerte de Luciano, pero yo no quería saber nada de él. ¡Simón se alegraba de que no pudiéramos tener más hijos!

—No lo desprecies por esconderse de la realidad, Luna. O por no conocerte. Seguramente te querría a su manera... pero no era lo suficientemente maduro como para enfrentarse a la enfermedad de tu hijo.

—Eres muy generoso. ¿Te escapaste tú de Ámbar a pesar de su enfermedad? No puedo creer que tú pudieras abandonar a tus hijos.

—Gracias por creer en mí —sonrió Matteo—. Pero hay muchas maneras de abandonar a alguien, aunque no lo hagas físicamente. Yo me hice mayor al quedarme solo con los niños... y con una montaña de deudas a las que no sabía cómo hacer frente. Fue entonces cuando me di cuenta de que, aunque siempre había querido a Ámbar, lo que amaba era la visión que tenía de ella cuando éramos adolescentes. No quise enfrentarme a su depresión porque no era como yo quería que fuese, así que escondí la cabeza en la arena.

—¿Por eso no te has divorciado de ella hasta ahora?

Matteo se encogió de hombros.

—Las cosas empezaron a ir mal cuando se quedó embarazada de Franco. No quería tener otro hijo tan pronto después de Fiorella y cuando mencionó el aborto yo me lo tomé como algo personal en lugar de verlo como un grito de ayuda. Ámbar era una madre maravillosa y yo no me di cuenta de que no podía cuidar de tres niños tan pequeños. Ella estaba siempre pendiente de nuestros hijos mientras yo trabajaba fuera de casa. Pensé que era así como tenían que ser las cosas... no quise darme cuenta de su depresión porque no me convenía.

—¿Es por eso por lo que tus suegros te culpan de su desaparición?

—Ámbar llamaba a su madre todos los días y llevaba a los niños a su casa tres veces por semana. Seguramente ellos sabían mucho más sobre lo que estaba pasando que yo. Porque no quise escucharla.

—¿Por qué me cuentas todo eso ahora? —preguntó Luna.

—Para que sepas la verdad —contestó Matteo—. No soy ningún regalo del cielo. Y cometeré más errores, seguro. Ya lo has visto. Sin ti no sé lo que habría hecho. Pero ésa no es la razón por la que creo que hay una oportunidad para los dos. Quiero casarme contigo, Luna. No por los niños, no porque yo te necesite sino... para que seamos felices. Quiero que tú también quieras pasar el resto de tu vida conmigo. Que me quieras tanto como yo a ti.

Los ojos de Luna se llenaron de lágrimas; apenas podía respirar. El sueño y la pesadilla se mezclaban y la tentación y el miedo se clavaban en su corazón.

No puedo... lo siento, pero no puedo.

Matteo no pareció sentirse insultado o herido por su respuesta.

—Ha sido un poco repentino, ¿No? Iba a pedírtelo al final de la semana.

—Mi respuesta será la misma entonces, Matteo.

—¿Estás diciendo que no me quieres? Yo creo que sí, Luna. Creo que tienes miedo de analizar tus sentimientos porque podría hacerte demasiado daño.

—Te dije que no volvería a casarme otra vez —murmuró ella, intentando contener su emoción.

—Dijiste que no volverías a casarte por los niños. Que no podrías casarte por amor porque si lo hacías querrías tener un hijo con ese hombre. ¿Quieres tener un hijo conmigo, Luna?

«¡Sí, sí, más que nada en el mundo!».

Lo amaba. Amaba a Matteo más de lo que hubiera podido imaginar. Y adoraba a sus hijos. Los quería casi tanto como había querido a su Luciano...

¿Podría funcionar? ¿Podría convertirse en la madre de Fede, Fio y Franco y no desear tener hijos propios? ¿O les haría daño a todos con lo que no podía cambiar? ¿Cómo iba a ser casi suficiente? Aquella familia se merecía algo más.

Corazón De Madre ➳ Lutteo [Adaptada] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora