45 años después
La plataforma 9 ¾ estaba llena de estudiantes, todos se despedían de sus familias con gran emotividad; alumnos desde primer hasta último grado dibujaban una sonrisa en su rostro mientras subían al tren para dirigirse a Hogwarts.
Unos corrían de un lado a otro tratando de acomodar sus cosas mientras otros recién aparecían dentro de el andén, que comenzaba a saturarse cada vez más; al mismo tiempo, en el pilar más alejado del tren estaba un chico observando a todas las personas que iban y venían; su cabello castaño estaba desordenado, su rostro reflejaba miedo y sus ojos estaban ligeramente llorosos, como si no hubiera dormido en días.
A unos cuantos metros de él estaba un hombre conversando con un grupo de jóvenes, y después de cruzar unas cuantas palabras, se dirigió a aquel muchacho, mirándolo con pena.
—¿Que pasa hijo?
—Nada papá, sólo que todo esto es diferente — el castaño recorrió con su mirada el tren—, es más grande de lo que imaginé.
—No te preocupes Donghae, sé que todo será nuevo para ti, pero un cambio siempre es bueno — Tomás intentaba tranquilizarlo; sabía que su hijo estaba asustado, nervioso; nunca había sido bueno para hacer nuevos amigos, tampoco era bueno con la magia y la idea de un cambio de escuela no le agradaba.
—¿En que casa dijiste que estabas, papá? — Donghae intentaba pensar en otras cosas para calmar sus nervios.
—Griffindor, pero no pasa nada si quedas en otra casa, eso no te hace peor o mejor mago.
Su conversación se vio interrumpida por una mujer que llegó casi corriendo a su lado.
—Hey chicos, creí que ya se habían subido— dijo la mujer tomándolos de la mano para jalarlos dentro del tren— se te hará tarde, vamos.
—Ya cursé 3 años en otra escuela, creo que ya es tarde para entrar a otra mamá, deberíamos regresar a casa —el chico dio media vuelta pero ella lo detuvo.
—¡Hey! ¿Que pasa con esa actitud?, pensé que te emocionaba cambiar de aire— preguntó la mujer de cabello rubio azulado mientras subían los tres al tren y buscaban un vagón vacío.
—Cambiar de aire no hace que deje de ser un squib.
—Más adelante debe haber algún lugar vacío, vamos —mencionó el papá de Hae en medio de la gente. Luego de encontrar un lugar los tres tomaron asiento para retomar la conversación
—No eres un squib Donghae, pero si quieres hagamos un trato ¿vale?, si en un mes, definitivamente sientes que no estás avanzando te sacamos de la escuela ¿ok?, pero tienes que intentarlo.—Tomás, no podemos hacer eso, él tiene que terminar la escuela, ya cursó 3 años, sería un desperdicio— respondió rápidamente la mujer
—Vamos Delph, no puedes obligarlo; sabes que fue lo que pasó, no podemos exponerlo a que vuelva a pasar, si él no quiere y esto no funciona simplemente lo sacamos y punto.
—Si no funciona simplemente entraré a una escuela muggle — intervino Donghae— terminaré mis estudios, no importa si es como un mago o como un muggle.
—Todo saldrá bien Hae, deja de preocuparte — Delph abrazó a su hijo, ella había crecido sin amor, por eso no quería que pasara lo mismo con su hijo. Él y Tomás llegaron a su vida como el engrane que tanto necesitaba, o al menos ella intentaba convencerse de eso.