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—Donador 10876... Altura 1.83... cabello castaño... ojos color avellana...IQ..—Leía Natasha en el catálogo.
¿Así de impersonal sería conseguir un bebé? Se preguntó. No había nada de normal en la forma en la que eligió ser madre, pero al menos lo conseguiría... o lo intentaría.
Estaba muy entretenida viendo entre las listas, encerrando los candidatos potenciales más llamativos, cuando sintió el sofá hundirse a su lado. Levantó la vista para encontrarse con la mirada curiosa de Rogers que intentaba ver lo que leía ella.
—¿Trabajando?.
—No, estoy buscando un donador.
—¿Un donador?—preguntó el rubio antes de dar un sorbo a su café.
—Si, de semen—Dijo la espía, como si fuera algo simple.
Rogers se atraganto con la bebida caliente, tosió un poco para recuperar el aire. Natasha lo vió divertida.
—¿Por qué estarías interesada en eso?—le cuestionó después de pensarlo unos segundos.
—Porque para hacer un humano, se requiere semen— Dijo obviando la situación— Por cierto, tengo que notificar que estaré fuera un año, por baja de maternidad... si es que ese término aplica aquí.
—¿Entonces planeas conseguir un hombre con el cual salir y tener un hijo?.
—En realidad el hombre no es tan necesario, solo tengo que elegir de la lista y comprar lo que necesito. Después la inseminación artificial se hace en la clínica, pero no logro decidirme por uno.
—Todo esto es muy nuevo para mi—Dijo perplejo.
—Si, imagino que en tus tiempos era muy diferente— murmuró, siguiendo con su lectura— la chica linda, el amor, el matrimonio y después los hijos que dios quisiera darte.
—Si, algo por el estilo.
—Estamos en el 2023, la gente cría puercos, perros o gatos como si fueran sus hijos. Nada debería sorprenderte.
—¿Pero no te gustaría tener una pareja que te apoyara durante el proceso?.
—Eso implicaría sentimientos, que no quiero desperdiciar— aclaró, sonando más dura de lo que esperaba—Escucha, Steve... se que no es lo idóneo, pero puedo hacerlo sola. Como todo lo he hecho en mi vida... tengo 39, mi reloj biológico está muy avanzado, así que es lo mejor.
—No te juzgaría, Nat—regresó su atención a la taza entre sus manos— Tu cuerpo, tú decisión.
—¿Me ayudarás a elegir? Toma, ve las opciones que encerré— Pasó el catálogo a Steve, que solo la vió con los ojos muy abiertos— es una decisión muy importante, de esto depende que mi hijo sea un idiota, propenso a la ira, bajito o calvo cuando sea adulto—rió, cosa que puso más nervioso a Steve.
—¿Y esta información es correcta?.
—Eso nunca lo sabremos, pero tendremos fe.
—Bien, entonces comencemos— empezó leyendo los datos— Estos donadores dicen ser saludables, sin ninguna enfermedad hereditaria... ¿Cómo te gustaría que fuera?.
—Además de saludable no lo sé... no me importa su apariencia, tal vez debería pensar en su coeficiente intelectual.
—Estos tres tienen los IQ más altos. Rubio, trigueño y castaño.
—Ojalá al menos hubieran fotos para partir de ahí— Nat rió— Es como si buscáramos un semental para crianza de caballos, que extraño.
Steve la vió un poco indeciso, pero llegó a la realización de que esa podía ser la única parte que tuviera de ella. Las palabras se quedaban en la punta de su lengua; Habían pasado por mucho juntos y en cualquier circunstancia siempre se cubrían la espalda el uno al otro. Y que decir de todo lo que ella había hecho por él, en los momentos más oscuros de su vida, era el momento de hacer enmiendas.
—Déjame ayudarte, Nat.
—Eso estás haciendo... aunque tal vez luego necesite que me ayudes a abrochar mis zapatos— rió sonoramente y se contuvo al sentir un estirón en el vientre por el movimiento brusco. Puso una mano sobre el área y volvió la vista al rubio.
—No me refiero a eso, Nat—Dijo algo apenado—hablo de ayudarte a ser madre...
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Incondicional
Romance❋❋❋COMPLETA❋❋❋ Cuando los 40 tocaban a la puerta de Natasha Romanoff, supo que era el momento para ser madre... y su mejor amigo estaba dispuesto a ayudarle, incluso en el primer paso del proceso: Crear a la criatura.