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—¿Qué opinas?—le preguntó Pepper, sirviendo tres tazas de café— ¿Nat?.
—Si, está bien— Natasha respondió por inercia.
Wanda y Pepper se vieron con interrogación, su amiga estaba actuando extraño. Incluso en su apariencia podían notar el cansancio de las noches sin dormir.
—¿Está bien si hacemos la cena en el patio?— Preguntó Wanda con una ceja por lo alto, mientras azucaraba su café.
—Uh huh— tomó un sorbo de su café y levantó la vista para encontrarse con dos mujeres el entrecejo fruncido— ¿Qué?.
—No estás escuchando, Nat ¿Que sucede?.
—Nada, solo no he dormido bien las últimas noches.
—¿Pesadillas? Puedo ayudarte...
—No, no es eso— Interrumpió a la castaña— estoy bien, Wanda.
—Puedes hablar con nosotras, Natasha... quizá podamos ayudar en algo, te sentirás mejor luego de sacarlo.
Natasha lo pensó un momento, pero sabia que quizá estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. Además, fuera cual fuera la magnitud de sus problemas, siempre los mantenía en privado.
—Yo... ¿Puedo pedirles un favor?— Preguntó seriamente— Necesito hablar con Steve y creo que sería bueno estar solos un momento.
—¿Esta todo bien?— Cuestionó la rubia dejando la taza sobre la encimera.
—Si, es solo que tenemos que organizar algunas cosas y con los niños a veces es difícil poder concentrarnos ambos en una tarea en específico.
—Puedo llevar a los niños a casa y que se queden a dormir con nosotros. Aunque tal vez Tony y Morgan luego no quieran regresarlos— Pepper sonrió comprensivamente, pues sabía que necesitaban tiempo de pareja.
—Gracias, Pepper... solo será un rato.
—De verdad, pueden quedarse con nosotros... mis otros dos inquilinos necesitan tiempo con bebés para calmar su ansiedad por tener uno en casa.
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Como prometió, Pepper y Tony recogieron a los trillizos al atardecer. Steve sabía que eso no era normal, pues Nat no solía separarse de los niños más tiempo del necesario, pero pensó que podrían aprovechar el tiempo en pareja para salir y solo concentrarse en ella.
Vió a Nat en uno de los sofás de la sala leyendo la misma pagina de su libro un largo rato, el té en la mesita de centro había perdido su calidez desde hacia tiempo.
El rubio se acercó para sentarse a su lado y besar su mejilla.
—¿Qué te parece si salimos a cenar, Cariño?— Preguntó a Natasha.
La pelirroja cerró el libro y lo dejó sobre la mesita. Mordió su labio, intentando formular su argumento, pero durante días no había podido encontrar la forma de comunicarse con él. Quería y sentía que debía hacerlo, pero solo se había alejado gradualmente.
—Steve, yo... quiero hablar contigo— Dijo por fin.
—Se que algo está sucediendo y también quise darte tu espacio, para hablar cuando estuvieras lista.
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Incondicional
Romance❋❋❋COMPLETA❋❋❋ Cuando los 40 tocaban a la puerta de Natasha Romanoff, supo que era el momento para ser madre... y su mejor amigo estaba dispuesto a ayudarle, incluso en el primer paso del proceso: Crear a la criatura.