«Capitulo 15»

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El timbre de la entrada le interrumpió, se detuvo de seguir intentando ponerle el pantalón a Lily que pateaba enérgicamente y no estaba dispuesta a ser contenida por su madre. Balbuceaba y agitaba sus brazos intentando alcanzar el móvil sobre el cambiador.

—Creo que esto será por las malas, ¿Verdad?— le preguntó a su hija con la ceja por lo alto— ¿Queremos cosquillas y besos en la pancita, cierto?

Steve veía a dos de sus pelirrojas favoritas, pero se detuvo al salir a abrir a sus compañeros, que seguro estaban impacientes por entrar.

Cuándo por fin abrió la puerta principal, se encontró con una avalancha de cabello cobrizo que inmediatamente entró hacia el cuarto de los trillizos sin decir ni hola. Tras de ella, entraron Sam y Bucky cargados con unas bolsas de la tienda de bebés y otras del supermercado.

—Wanda quería estar preparada para la noche de películas con los niños y no podía llegar sin regalos— Bucky se encogió de hombros y sacó un conejo de peluche para mostrarle al rubio, que luego volvió a guardar.

—No era necesario, Chicos... Nat les dejó la cena lista en el horno y bebidas en el refrigerador. Incluso les dejó un pastel... está algo nerviosa, es la primera vez que salimos de casa desde que llegó del hospital.

–Necesitan esto, amigo—Le dijo Sam, palmeando su espalda— Con tres niños debe ser difícil... ya sabes— le guiñó un par de veces el ojo, a lo que Steve negó y sonrió reprobatoriamente.

—Son buenos niños, tienen sus horarios—El rubio murmuró antes de salir de la cocina, seguido por dos perplejos y boquiabiertos Sam y Buck.

—Eso... El Capitán acaba de acaba de decir que...—Sam vió a Barnes. Barnes vió a Rogers.

—Pensé que no viviría para ver esto—Dijo orgulloso Bucky.

—¿Porqué tanto alboroto?— Preguntó Wanda, que entraba en la sala, empujando el corral donde los trillizos estaban despiertos y felices.

—Estamos contentos por nuestro Capitán, es todo un padre de familia— dijo Sam con la mano sobre su pecho, fingiendo estar conmovido.

—Que raros son entre ustedes— Comentó Nat viendo a los tres hombres en la Sala, luego se entretuvo con Wanda, que había tomado las bolsas de las manos de Barnes, para mostrarle a la pelirroja todo lo que había comprado para los niños.

—Miren lo que traje para mis trillizos favoritos— La chica sacó de una bolsa tres peluches, una coneja, un león y una osita y se los mostró a los niños, que veían muy atentos a Wanda— Wow, ¿ven eso? Les dije que ellos entendían... tienen 4 meses ¡pero son tan despiertos!

—Si, de eso nos hemos dado cuenta... pensamos que era cosa de papás que creen que sus hijos son prodigios, pero ustedes también lo notaron.

—Así que cuiden su lenguaje y lo que hagan enfrente de ellos— Steve les regañó y después sonrió— Les agradecemos mucho por esto chicos... de verdad! Son los mejores.

—Solo no digas eso frente a Tony, Le dejamos creer que es el mejor padrino, para que no sufra su ego— Barnes tomó entre sus brazos a Lex, que intentaba morder a su león— veamos una película, Lex...

El castaño se sentó en el sofá y encendió la pantalla para encontrarse con una película pausada.

—¿Es enserio?— Volteó indignado con la pareja—¿Estaban viendo Liga de la justicia?.

Steve volteó con el ceño fruncido hacia Natasha, desviando la atención de todos a ella.

—Yo... solo estaba viendo un poco, ya saben, simple curiosidad.

IncondicionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora