«Capitulo 9»

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JULIO

     Habían pasado dos semanas desde que había visto a Steve y no quería, pero comenzaba a preocuparse. Deberían ser sus hormonas y su instinto de comenzar a anidar, porque de lo contrario ella habría confiado en las capacidades del soldado para cumplir con su misión y salir sano y salvo de cualquier situación.

     Pero era lo que había, Natasha estaba perdiendo la paciencia y odiaba ir a su cita agendada para ese viernes sola. Tomó su bolso y se dispuso a salir camino a la clínica, cuando una voz la hizo detenerse.

—¡Eh, Romanoff!— le llamó Tony, que no tenía mucho de haber llegado— ¿A dónde vas?

—A la clínica— le respondió entretenida buscando las llaves del coche.

—¿Te sientes mal?— preguntó preocupado.

—No, tengo cita con la ginecóloga.

—¿No esperarás al capitán de la fertilidad?— preguntó extrañado.

—No se cuando regrese, tengo que hacer esto... nos vemos luego Stark— comenzó a caminar, pero se vió interrumpida nuevamente por el castaño.

—Espera— dijo sorprendiéndose a sí mismo— Iré contigo.

—No tienes que hacerlo, Tony... aún puedo moverme sola.

—Creo que estás demasiado grande para estar frente al volante, sin ofender... y no creo que sea bueno para las arañitas.

—Bien, pero te advierto que iremos al centro comercial... necesito pasar por unas cosas que encargué en la tienda de bebés.

—De acuerdo, seré tu chofer el día de hoy— levantó las manos en señal de rendición— Creo que tomaremos prestada una SUV.

     Salieron del lugar, ambos pensando si sería buena idea. La pelirroja preocupada por el comportamiento de Tony y el preocupado por hacerla enojar y terminar con varios huesos rotos, si bien le iba.

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     Steve llegó cansado al complejo, pero sabía que tenían pendientes, entre ellos la cita para el seguimiento del desarrollo de sus hijos. Llamó a la puerta de Nat, pero no atendió y cuando revisó dentro, estaba vacía la habitación.

     Preguntó a sus compañeros, los cuales negaron el haberla visto en el desayuno o por el lugar. Marcó a su celular unas diez veces y no consiguió respuesta. Comenzó a preocuparse cuando vió el coche en el estacionamiento y su mente empezó a vagar haciéndose ideas de lo que podría haberle pasado. Sintió que le faltó el aire.

     Preguntó a Friday por Natasha y esta le respondió que había salido con Tony... ¿Tony? Eso no era normal, pero decidió esperar en la sala a que volvieran. Dos horas después perdió la paciencia y se fue a cambiar para entrenar y sacar el estrés que se estaba formando en él. Pidió a Friday que le avisara cuando hubiera llegado Nat y se perdió en el costal de boxeo.

     Cuando vió el sol meterse se retiró por fin a ducharse y después entretenerse con una película o algún documental que encontrara en el televisor. Navegó por los canales pero nada le satisfacía. Quería verla y platicarle toda la aventura en la que se habían enredado Buck, Wanda y él... quería masajear sus hombros cansados por llevar en su vientre a sus hijos y escuchar sus nuevas ideas de nombres para ellos. Se asustó al darse cuenta de que lo único que quiso esas dos semanas era volver a ella para poder respirar tranquilo; pero no se asustó por sus sentimientos, eran los de Nat los que le preocupaban. Él supo hacía mucho tiempo atrás lo que quería de ella, lo quería todo.

IncondicionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora