Luna.

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Ella escuchaba atenta.

- Probablemente estás ocupada escuchando a alguien más - miró sus manos - pero seguro que también me escuchas a mí.

Diana sonriendo asintió desde el palacio lunar, ocupando su bola lunar para mirar el mundo animal.

- Hoy ha sido un día muy duro, así que quiero pedirte paz para mi pareja - sonrió - aún no es mi pareja pero lo será, así que me tomo el atrevimiento de llamarlo así, ¿no te molesta?

Ella negó.

- Supongo que no - alzó sus hombros - no te estoy pidiendo mucho - se abrazo a sí mismo - solo que no le pasa nada si no me deja ir con él - miro hacia arriba - o incluso sería mejor que lo hagas cambiar de opinión.

Ella asintió, lo haría cambiar de opinión.

- Hoy te he hecho un pastel lunar - señaló su cocina - sé que no podrás comerlos porque estás ocupada cuidado a los demás - suspiró - pero al menos sabrás que te he hecho un pastel.

Ella contenta aplaudió, ya iría por el cuando el pollito durmiera.

- ¿Luna? - volvió  llamar - ¿Puedes devolverle el alfa a mi pareja, por favor?

Ella entristeció por la petición.

- Realmente quiero ser un buen papá gallina - rió un poco - ¿está bien llamarme así? ¿Eso es lo que soy?

Ella negó divertida.

- Él me ha dicho que soy un fénix, aunque creo que es una broma, me ha dicho que es una leyenda - suspiró - ¿puede ser eso siquiera real?

Un susurró en una ráfaga de viento helado le respondió que sí.

- ¿De verdad? - sonrió - ¿Y aún no puedo ser grande?

Diana sonrió incomoda, Jimin desearía no ser un fénix.

Ya saben, un fénix debe morir para renacer.

- Por favor no demores en darme entonces mi presentación de verdad - ella evitó la mirada que le daba a su roca - mi alfa debe darme los pollitos que yo quiero, aunque sólo pueda tener uno...

Eso llego a su corazón, Jimin realmente no cambiaba, siempre siendo un alma dulce, gentil y leal a la de su destinado.

Había elegido buen la pareja de su pequeño, desde los inicios de los nuevos tiempos había sido así.

Y vida tras vida, aunque está fuera la tercera vida de ellos, sabía que volverían a elegirse.

Porque ese es el trabajo de las bodas lunares.

Te contaré la historia de cómo las parejas destinadas se crean.

Cuando la vida va a visitar a Diana le deja esferas de luz lunar en la sala de nacimientos, donde Diana con todo su poder y el de cupido las partían a la mitad, después el amor amarraba un hilo rojo en alguna parte de cada esencia y después Diana soplaba sobre ellas.

Así nacían las almas destinadas que vivían su primera vida para encontrarse y amarse.

Pero también la muerte iba a visitarla diario, llevándole pequeñas esferas conectadas por un hilo viejo que al ser puestos en la fuente de amor en la sala de bodas lunares en el palacio, los hacía convertirse en el último cuerpo que contuvo su alma.

Y entre ella y el amor preguntaban.

- ¿Aún quieres encontrarte con él o ella en tu siguiente vida? ¿Quieres que se te asigne otro destinado al azar?

Cuando uno no quería volver a ser pareja de la mitad de su alma, el lazo era cortado por el desamor, y de manera al azar cupido tejía uno nuevo con alguna alma que no pudo ser marcada o que nunca conoció a su predestinado.

Almas solitarias que habían perdido su otra mitad.

Pará después volver a ser puestos en un vientre para nacer.

Esto se repetía cada vez con cada pareja, estas llegaban a amarse tanto, una mitad con la otra que desde su primera vida eran inseparables.

Cómo Yoongi y Jimin, como el antes lobo y zorro, como el actual tigre y el pollito.

Cosa que la hacía inmensamente feliz.

- ¿Podrías guardar nuestro corazón una vez más? - ella asintió - Si algún día Yoongi, me dejará de querer asegúrate de que en otra vida me ame más y yo a él.

Ella lo prometió.

- Y si yo dejo de quererlo - negó - no me permitas dejarlo, porque nunca quiero no ser pareja de él.

Ella se sorprendió.

- ¿Sabes sobre aquello? - escucho a través del viento.

- Me contó él - miró hacia los lados - me dijo que en nuestra vida anterior también nos amamos, ¿ha sido cierto? ¿También me amo todo el tiempo? ¿Espero solo por mi como yo por el? ¿Me ha tratado bien? ¿Hemos tenido cachorros?

Muchas preguntas, dijo ella.

- Si quiera, ¿me ha tratado siempre con amor? - una lagrima se derramó - Si alguna vez me deja de querer, yo lo haré volver a quererme, porque eso hacemos las parejas ¿verdad?

Diana asintió.

- Luchamos por nuestro amor - volvió a asentir - ¿Hace cuanto tiempo hemos vivido la última vez?

- Hace más de 300 años - el viento volvió a susurrar.

- Vaya, eso ha sido mucho tiempo... ¿Tanto demoramos en volver?

Diana no contestó, era obvio, ellos no eran la única alma en en planeta, diario morían miles de parejas a los cuales tenía que preguntar, emparejar, disolver y re asignar.

Era un trabajo agotador.

- Asegúrate de tener a Yoongi antes de la luna de sangre - dijo como última palabra y volvió a esconderse tras las nubes y las montañas.

- ¿Qué? - preguntó - No entendí, ¿me puede explicar?

Pero no recibió alguna respuesta ni señal de ser escuchado, a los segundos cronómetro sonó y se resignó a tener una respuesta.

Sacó los pasteles y los dejó en su ventana junto a una nota para que se enfriaran.

"Gracias querida Luna por escucharme esta noche, por favor tenga en cuenta la petición de un omega enamorado"

Se limpio las manos y se fue a acostar junto al tigre, este automáticamente lo arrastró junto a él y ambos durmieron más profundo.

Tan profundo que no se dieron cuenta cuándo su cocina se iluminó de blanco indicando que la luna había recogido sus pastelitos lunares, y a cumplir su primer promesa hacia el pollito.

Agradeció dejando una nota con el sello lunar en la bolsa del saco favorito del omega.

Esperado que pronto la pudiese leer.

HOMELESS | YM. | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora