¿Jiminnie?

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Se adentrarón a una espesa jungla, se escuchaban las aves cantar, a los grillos igual , se admiraban de la belleza del lugar.

Todo era verde iridescente junto a colores beiges medios grises, la jungla era hermosa, todo brillaba, incluso se podía escuchar a lo lejos el agua, se veía  volar muchos insectos incluso luciérnagas.

¡En plena tarde!

- Camina junto a mi y no te separes - entonces Jimin un poco asustado lo tomo de la mano - Abre el mapa Minnie, y dime cual es el final.

- Templo de los tigres sabios - dijo leyendo - parece estar muy lejos Yoonnie - se quejó - tengo hambre gatito.

- Bien, paremos y comeremos - Jimin saltó contento sacando de su bolsita su casi vacía cantimplora y las galletas.

- Come tu pollito - le dijo suga - yo no tengo mucha hambre.

- ¡Comeremos ambos! - le dijo partando la misma cantidad de galletas de avena - toma, comelas todas Yoonnie.

El tigre bufo, la avena le daba ganas de ir al baño por tanta fibra pero se las comió sin rechistar.

Mientras el pollito dejaba boronas alrededor.

- Sin duda eres un pollito - reía el peliblanco - mira tu rostro esta lleno de galleta - señaló entonces Jimin sonrojado intento quitárselas.

- ¿Ya no tengo? - preguntó moviendo su cabecita a los lados y poniendo el piquito sus labios.

- Ohh si creo que aquí veo un poco - se acercó el tigre a su rostro haciendo al pollito sonrojarse hasta las orejas - si, me parecía que justo aquí - tomó la mejilla ajena con su mano y estiró tantito la piel de sus labios - aquí está, déjame limpiarla bebé - dijo ronco haciendo a Jimin gritar interiormente emocionado hasta que sintió la lengua del gato limpiar la comisura de sus labios.

Entonces cerró los ojos y se fue de espaldas.

- ¿Jiminnie? - dijo el tigre asustado - ¿Pollito, estas bien?

Suga daba leves golpecitos en el rostro al pollito que parecía haberse desmayado, con sus dedos intentaba abrir los ojos, corto una hoja grande para soplar aire y nada.

Tomó entonces poca agua de la cantimplora y la echo en su rostro haciéndolo levantarse rápido.

- ¿Por qué me haz mojado? - le regaño.

- ¿Haz visto que te haz desmayado? - le preguntó viéndolo serio.

- ¿Eh, por qué? - preguntó curioso - me pico algo, ¿qué me pico?

- No te pico nada - empezó a reír - ahhh olvidalo.

- Bien, vámonos ya - le dijo el pollito parándose.

- ¿Qué dice el mapa? - el pollito lo abrió y espero unos minutos.

- Dice que debemos llegar a un uhmm, un río, bueno donde haya agua - le confirmó.

- Bien, no se escucha lejos el río así que - lamio su dedo para ver la dirección del viento - ¿Eso tiene alguna rosa de vientos?

- ¿La cruz azul que esta dibujada? - El tigre asintió subiendo a un árbol - Sip, también dice que aquí los vientos corren al norte.

- Uhmm, y el río está para donde - dijo un poco más arriba tratando de hayar el río pero nada, solo se veían copas de árboles.

- Pará la derecha - le contestó.

- Ok, si el viento corría para el sur  quiere decir que es el norte, entonces el río está de el lado contrario.

Jimin entrecerro los ojos confundido y volteando su cabeza.

- ¡Venga, vamos que ya casi se termina mi botella! - lo jalo tantito de la tela del pantalón que podía alcanzar al brincar, pues el tigre seguía sobre el árbol.

El pollito iba sobre el lomo del tigre, miraba el pelo que sobresalía mucho de su cuello menos de una parte, donde estaba una gran cicatriz, esa parte estaba rosada y magullada, aunque no se veía mal.

- ¿Te duele? - le preguntó preocupado mientras el tigre bajaba con cuidado de una ladera.

- No, al principio me dolió muchísimo, pero lo que más me dolió fueron los cambios - contestó mientras volteaba y mostraba sus dientes, no había colmillos aparentemente aunque se podía ver los picos de unos sobresalir de la encía - perder los colmillos fue lo que más me ha dolido.

- Uhmm, debe ser - contestó decaído, sin darse cuenta de que Suga había dejado de oler, entonces su corazón retumbó, se agachó y olfateo el cuello del tigre - Tu... Tu olor... Tu olor se ha ido.

- No tengo olor desde que me marcaron - volvió a repetirle por milésima vez.

- Ya te he dicho que podía olerte - respondió indignado mientras escondía su nariz aún más en el cuello del tigre, hasta que llegó a la cicatriz y olio, desprendía otro olor, un olor desconocido.

Entonces sus celos comenzaron a aparecer, su mal humor cayó sobre el y comenzó a tallarse sobre todo el pelaje, acariciaba las orejas del tigre mientras este caminaba, besaba el cuello, la cabeza y el lomo para quitar ese olor.

Olía horrible, olía a otro alfa.

Y no sabía porque pero no quería preocupar a Suga, tenían que llegar rápido al sitio, y esperaba fuera pronto porque mientras más tardaba más sentía el olor picar en su nariz.

- Cuando lleguemos al río demonos un baño, gatito.

- Está bien, me hace falta agua - aceptó y apuro el paso, esquivando raíces, ramas, hierbas que en su camino se colaban.

HOMELESS | YM. | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora