Los Trillizos Mendes

Capitulo 8

La polla de Shawn en mi boca, las manos de Peter en mis pechos, Raul profundamente en mi vagina. Era demasiado, aguante lo que pude.

Shawn me lleno la boca de crema, Raul se enterró profundamente y se vacío dentro de mí. Me arquee salvajemente bajo ellos, espasmos mecía mi cuerpo.

Raul se deslizo fuera de mí y se dejó caer sobre mi vientre, su aliento salía a ráfagas entrecortadas. Shawn sacó su polla de mi boca y me abrazo.

Cerré los ojos, respirando hondo, intentado desesperadamente calmar sus furiosos sentidos. Temblaba de cabeza a pies, por la fuerza del orgasmo. Resumiendo, se sentía como gelatina.

Sentí que mis piernas eran alzadas y separadas. Una polla dura de deslizó en mí y no pude evitar gemir.

—No puedo más.-Susurre, No podía tener otro orgasmo como aquel, Me mataría.

Shawn se rio, un sonido ronco y erótico a mis oídos. Era la risa de un depredador. Uno que sabía que tenía a su Presa en donde la quería.

—Oh, sí, cariño Puedes, solo recuéstate y siente.

Estaba muy adolorida y aun así, cuando puso mis piernas en los hombros anchos  y empujó, sentí mi cuerpo reaccionar.

—Eso es cariño, así.

Peter y Raul pasaban suavemente las manos por mi cuerpo, por mi vientre, los pechos. Ambos bajaron las cabezas y tomaron mis pezones, prodigándoles con atención.

Mi cuerpo se estremecía, mientras Shawn empujaba fuertemente. ¡Estaba tan duro, tan grande!

Él se retiró y ella abrió los ojos.

—Gírenla.-Ordeno en un gruñido.

Raul y Peter me ayudaron a girarme, sus manos eran reconfortantes y cálidas.

—De rodillas.-Pidió Shawn

Mi cuerpo se estremeció, ¿Me tomaría por detrás? Era sin duda, la más erótica de mis fantasías. La cosa que más quería intentar, era una posición que me hacía enloquecer.

Él agarro mis caderas con sus fuertes manos y con los pulgares, abrió mis nalgas, hasta sentí que un aire fresco bañaba mi vagina. Recorrió el valle de entre mis nalgas con un dedo, parándose en la entrada de atrás.

Palidecí y mi cuerpo entero se tensó. Seguramente él no iría...

Él se río, como si me leyera de nuevo sus pensamientos.

—No aun, cariño. Pero pronto, muy pronto.

Me estremecí ante la idea de él penetrando mi ano, ¿Sería tan bueno como lo imaginaba o sería una de esas cosas mejores en la fantasía que en la realidad? No lo sabía, pero quería descubrirlo.

Él se posicionó detrás de mí y me penetró, casi arrancándome de sobre las rodillas.

Grite mientras una ola de placer, tan fuerte me alcanzó. Estaba tan profundo, más profundo de lo que imagine que podría llegar. Él continuó fijando un ritmo loco, llevándome al orgasmo. El choque de mis muslos contra su polla resonaba en la habitación y sonaba increíblemente erótico a mis oídos.