Sus mejillas se ruborizaron, sus piernas se aflojaron y apretó sus piernas para aliviar la insoportable tensión de su vagina.
—Apenas puedo esperar saborearte—susurró Raul—. Tan dulce,Suave.
—Quizá debiéramos irnos —murmuró ella.
—¿Pasa algo? —preguntó Shawn.
Ella le dirigió una mirada sórdida, entonces se agachó, apoyó los senos contra su brazo, sumergió su mano hacia abajo y la deslizó por su muslo, entre las piernas, hasta sentir la protuberancia en la mano. Presiono suavemente, amasando y mimando.
—Nada —dijo ella dulcemente.
Se levantó y la arrastró a su lado.
—Nunca dejaré que se diga que no he complacido a una señora,Vamos.
El camino hacia el hotel fue hecho en silencio. La tensión estaba impregnada en el vehículo. Andrea mantenía las piernas apretadas. Su clítoris latía y zumbaba. Si apenas se tocará allí, volaría como un cohete.
Cuando llegaron al hotel, caminó hacia el ascensor con las piernas trémulas. Una vez adentro, Peter la tiró contra él, y sus manos desabrocharon sus vaqueros.
—Sácatelo —ordenó él.
—Estamos en un ascensor —susurró ella.
Él le sonrió malvadamente, mientras el ascensor alcanzaba el tercer piso.
—No me lo hagas sacarlos para ti.
Tragó y entonces se sacó los zapatos y los vaqueros. ¡Oh Dios, no dejes a nadie subir!
Peter desabotonó sus propios vaqueros, las bajó, después alzó a Andrea en sus brazos. Cuando el ascensor alcanzó el sexto piso, estaba con su polla bien profundo dentro de ella.
Ella lo abrazó por el cuello y enterró el rostro en la curva de su hombro. Las manos de él agarraban su culo apretándola, irguiéndola para ir más profundo.
Ella no iba a durar. Estaba demasiado excitada con todas las provocaciones de la cena.
El ascensor paró y la puerta se abrió; Peter caminó, los pasos cortos a causa del pantalón vaquero medio bajado en sus caderas.
nunca había experimentado tal prisa. Peter se enterró profundamente dentro de ella, caminando por el pasillo del hotel, alguien podía salir y verlos en cualquier momento.
Shawn caminaba delante, y detrás de ellos, Raul llevaba los zapatos y los vaqueros de Andrea.
Ella gimió, mordiendo los labios, guardando los gritos de placer. Peter la penetraba más duro y balanceó sus caderas para hacerlo ir más hondo.
Shawn abrió la puerta y Peter entró, llevando a Andrea y la recostó en la pared contigua al baño, recordando el interludio en el granero. Andrea no podía esperar más.
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Los Trillizos Mendes
Fanfiction-Es una completa locura.-Dije al borde de desmayarme. -Es nuestra locura.-Dijo Peter. -Serás de nosotros.-Shawn sonrió. -Para siempre.-Raúl Me abrazo.