Capitulo 14

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Sintió temblar a su estómago. Por un lado, parecía broma, la idea de que tres hombres tan sexys, la reclamaban como su mujer, pero por otra parte podía ser muy embarazoso.

—Te acostumbraras.-Dijo él.

Sintió que sus mejillas volvían a calentarse mientras se le ocurría otro pensamiento. Uno que no había considerado, Pero a la vista de su muy distinta relación, no estaba segura.

Se tocó la garganta, pensando en cómo formular la pregunta.

Peter suspiro.

—Solo dilo, cualquier cosa. No te voy a morder.

Ella lo miro, mientras que se ponía más roja con cada segundo.

—Solo me estaba preguntando...no estaba segura...-Se paró.— ¿No habrá otros, verdad?

Sus ojos se oscurecieron y su cara se endureció.

—Matare a cualquier hombre que te tocara.

La respuesta la aliviaba, Peter continúo.

—Solo porque tenemos una situación distinta, una en la que nos estamos acostando con la misma mujer, no significa que vamos a compartirla con cualquier hombre. Eres nuestra. Nos perteneces, corazón y alma, y si otro hombre se atreve a mirarte, le arrancaremos la polla y se la meteremos por la garganta.

Ella río, Entonces se puso seria.

—Espero que no cometan un error

Él se quitó el  Stetson para mirarla mejor.

—¿Estamos cometiendo un error, Andrea?

Ella se encogió bajo su franca evaluación.

—No quiero que cometa un error.-Susurro ella.—No quiero que todo esto sea un error.

—Quizá estas apresurando las cosas.-Dijo él. —no hay ninguna prisa. Tenemos todo el tiempo del mundo.

Acepto el confort de sus palabras. Y quizá se estuviera apresurando. Mientras se sentía bien con la situación en la que se encontraba (no, que escogió) Las relaciones llevaban su tiempo, aunque tenía costumbre de lanzarse en ellas. Sonó como si estuvieran dispuestos a concederle tiempo, y le era agradecida

Quedo sorprendida al ver que volvía a estar cerca de la cabaña. No se fijó en el paseo, perdida en sus pensamientos

Fueron por detrás y pararon en el exterior del granero. Peter se deslizo de su caballo y la ayudo a bajar. Aterrizo a pocos centímetros de él y el calor de su cuerpo la alcanzo y la envolvió. Olía tan malditamente sexy. Justo como debería un hombre. Madera, cuero y una pizca de salvajismo.

Puso la mano en su pecho, incapaz de resistir la tentación. Su calor le quemo la mano. Peter gruño.

—Vamos a llevar los caballos antes que te joda aquí mismo, en la nieve.

El deseo lleno cada pulgada de su cuerpo. Sus pezones se endurecieron, y rayos de placer ardían entre sus piernas, ante sus explicitas palabras.

Sus manos temblaban y lo siguió en el granero. Lo miro, mientras cepillaba los caballos. Imagino que eran sus manos por su cuerpo, en vez del caballo. El sudor cubrió sus cejas. Lo quería. Aquí. Ahora, ¿Y si podía reunir el coraje, que la paraba de tomar lo que quería?

A Andrea la abandono todo el coraje, mientras se acercaba a Peter. Como si la sintiera acercándose, se volvió, después de cerrar a puerta y la estudio durante un momento.

—¿Quieres algo?.

¡Que pregunta! Ella tragó una vez, y otra vez.

—Te deseo.-Dijo rápidamente.

Los Trillizos MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora