ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

Capítulo XI

- Estás loca Ginny!  gritaba Harry, llevaban más de media hora discutiendo lo mismo.

- No Harry no estoy loca, te amo y quiero que nos casemos cuanto antes. Chillaba ella, insistía en que Harry hiciera válido su compromiso con ella a toda costa, ella quería ser la señora de Potter ahora más que nunca, ahora que su Harry era mucho más popular por ser un excelente aspirante Auror, uno de los mejores ya que futuramente llegaría a ser jefe de Aurores.

- Entiende que no quiero casarme aún, quiero terminar de estudiar... No comprendes?

- No! Quero casarme ya Harry.

El pelinegro estaba ya desesperado, como le diría a Ginny que ya no la amaba como antes? Antes de que ella comenzara a presionarlo para casarse sentía que ella era la indicada, pero ahora... Ahora ya no.

Hermione que estaba en su habitación solo oía los gritos de ambos jóvenes, a su parecer Harry debía decirle de una vez a Ginny que ya no la amaba, así no seguían con esa seudo relación que no les convenía ni hacia bien a ninguno de los dos.

Suspiró y abrió la puerta para bajar,  quería ayudar a su hermano pero alguien lo evitó.

- No Hermione, déjalo eso debe arreglarlo él.

- Sirius por Merlín. Dijo ella dando un saltito.

- Lo siento Hermione. Respondió él riéndose por haberla asustado.

- No importa, es que no puedo quedarme así sin hacer nada ¡Es mi hermano! Y esa relación no les trae nada bueno a los dos. Dijo ella caminando hacia su habitación nuevamente.

- Lo sé, pero él es adulto Hermione tiene 18 años debes dejarlo que lo arregle el sólo.

Ella volvió a suspirar, Sirius tenía razón Harry debía arreglar sus asuntos el sólo ella debía mantenerse al margen de todo aquello.

- Ahora que te parece si vamos por helado. Le dijo Sirius saliendo de la habitación.

Hermione sonrió, Sirius sabía siempre que hacer para levantarle el ánimo.

Desde que terminó la guerra y había salido a la luz que Sirius era inocente de los crimenes de los que se le acusaban aprovechaba al máximo su libertad salía a todos lados, visitaba a sus amigos y era feliz siendo libre.

- Está bien, espero que cuando volvamos ella ya se haya ido.  Hermione salió detrás de Sirius.

Caminaban por el callejón Diagon, habían ido a comer helado, el de fresas favorito de ella y el de vainilla favorito de Sirius.
Varias mujeres maduras miraban con admiración a Sirius, Hermione se preguntaba si alguna vez el encontraría a una mujer que lo hiciera feliz.

- ¿Podríamos pasar a Flourish y Blotts un momento? Olvidé que necesito un libro nuevo.

- No hay problema Herms.

Habían entrado y estaba algo vacío no habían muchos compradores por la temporada.
En lo que ella caminaba por las largas estanterías Sirius se había quedado hablando con Nevae la señorita que estaba de encargada en la librería.

Había llegado a la altura de los libros de Animales fantásticos y dónde encontrarlos de Newt Scamander cuando vio que tres personas entraban al lugar.
Su corazón se detuvo al ver a Draco junto a Theo y a su lado a una hermosa chica de ojos verdes era la chica que salía en la portada del profeta junto a Draco el día que anunciaron su compromiso.

Era ella, la prometida de Draco y estaba ahí con ellos.
Theo se percató de la presencia de Hermione y corrió a saludarla pero esta vez la abrazó levantándola un poco en el aire.