capítulo XXVI

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Draco entró a la cabaña con ella sobre sus hombros aún, luego la llevó hasta el baño y abrió la ducha caliente donde la metió para que se pudiera asear.
El agua de la ducha caía caliente y ella temblaba de frío.
Había sido una imprudente.

Draco con toda la paciencia del mundo, dejo que el agua caliente corriera por el cuerpo de ella; no podía evitar mirar el cuerpo mojado de Hermione. Y ella roja de la vergüenza sabía lo que Draco pensaba en ese momento.

- ¿No te vas a quitar eso? Preguntó Draco señalando el camisón de seda mojado. A la castaña se le marcaban los pezones por el agua y a Draco se le comenzaba a calentar cierta parte de su anatomía.

- ¡No! Respondió ella desafiante.

- Como quieras.
Draco tomó el impulso y se metió a la ducha con ella, se quitó la camisa quedando solo en pantalón.

- ¿Qué crees que haces? Reclamó la joven.

- Voy a ayudarte con esos. Repitió Draco señalando  nuevamente la prenda mojada de Hermione.

Luego de eso, tomó con sus manos los bordes del camisón y comenzó a levantarlo despacio sobre el cuerpo de ella.

- Levanta las manos. Pidió mirándola a los ojos.
Ella negó con la cabeza.

- ¿Quieres que te lo arranque a la fuerza? Preguntó levantando una ceja desafiante.

Ella volvió a negar con la cabeza, y levantó las manos. Sabía que abajo no llevaba sostén por el tipo de vestido que llevaba y que Draco la miraría completa. Tragó saliva y cerró los ojos.
Draco subió por completo la prenda y también tragó saliva al ver los dos volcanes erguidos que bajaban y subían al compás de la respiración de ella.
Ella instintivamente se llevó las manos a los pechos para cubrirlos.

Draco negó con la cabeza.

- Eres tan hermosa... Tus pechos son perfectos no hay porque cubrirlos. Susurró en su oído.
Hermione se sonrojo y se  estremeció al contacto de  su aliento caliente.
Draco tomó las muñecas de Hermione y las bajó lentamente dejando al descubierto nuevamente sus pechos.

Sin poder evitarlo el rubio subió sus manos para acariciarlos, los sintió duros y firmes en la palma de sus manos y luego masajeó suavemente los pezones, con la piel mojada de ella la experiencia era mucho más excitante.

Hermione quiso volver a taparse, pero al sentir el tacto de Draco en sus pechos soltó un jadeo ahogado por el agua de la ducha.
Draco la acercó a ella y  aún con sus manos en sus pechos, masajeaba y apretaba. La erección en su entrepierna era cada vez más grande.
Una de sus manos bajó hasta la parte baja de ella, llevaba una fina braga blanca de encaje que Draco rasgó sin piedad dejándola completamente desnuda y a su merced.

Hermione temblaba sin control, no tenía escapatoria, no porque no pudiese defenderse ni evitar eso, si no porque ella lo estaba deseando aún más.

Se sorprende al sentir una de las manos de Draco rozar su área femenina, y luego con un dedo sublimemente se introdujo en ella, arrancándole un suave gemido de satisfacción. Su primera vez en un encuentro sexual con un hombre...y hasta el momento le estaba gustando.

Draco pegó sus labios al cuello de ella y Hermione se echó más hacia atrás, y cerró los ojos. Draco introdujo un dedo más y los  movía  dentro de ella sacándole gemidos de puro placer a la castaña que temblaba sin parar en los brazos de Draco, mientras que él besaba y succionaba en su cuello y con la otra mano libre seguía masajeando sus pechos.

Ella por instinto, Porque era lo más lógico y lo más obvio bajo sus manos hasta el cierre del pantalón de Draco y lo deslizó hasta dejarlo caer, luego con sus manos temblorosas bajo su boxer y tomó entre sus manos el miembro ya crecido y caliente de él y comenzó el vaivén sobre él haciendo que el rubio se tensara y gimiera de gusto.
Ambos se masajeaban  dándose placer, en un momento devastador llegó el primer orgasmo de ella haciéndola  gemir con fuerza.

- Draco!!!

- Si...que bien se escucha eso de tus labios Hermione. Susurró Draco tensandose y viniendose también.
Ambos temblaban de pies a cabeza, y el agua aún seguía corriendo por sus cuerpos mojados.

Draco la miró profundamente y luego atrapó sus labios con fuerza y sugerencia, deseaba que esa mujer fuera suya...deseaba tenerla en su cama bajo su cuerpo mojado y hacerla suya de mil formas posibles, anhelaba oír sus gemidos ahogados por sus besos. La besó con tanta hambre y luego la levantó en el aire tomándola por sus muslos, ella enredó sus largas piernas en la cintura de Draco.

- ¡Hermione! Gruñó en su boca Draco. - Quiero hacerte mía, quiero hacerte el amor...dejarte mi huella en tu piel...
Ella gimió ante esas palabras, ella también lo anhelaba tanto.
Lo besó con más deseo que antes acariciando su mojado cabello.

- Hazme tuya Draco...quiero sentirme tuya! Rogó ella con su voz llena de deseo y lujuria. Draco no esperó más súplicas de su amada castaña, así cargada como la tenía salió despacio de la ducha y caminó hasta la gran cama que estaba en la única recámara de la cabaña, la acostó despacio y se acomodó sobre ella besándola con fuego en sus venas.

- Hermione...dime que solo eres mía. Pidió Draco besándole el cuello y acariciando su cintura y sus piernas con delicadeza.
En su mente recordaba cómo Theo le había dicho que ella se había entregado a él, eso quería decir que ella no era virgen pero aún así quería ser todo un caballero con ella porque la amaba.

- !Dímelo! Di que eres mía y Sólo mia... Volvió a pedirle Draco mientras agarraba su miembro y lo colocaba en la entrada de ella, Hermione se revolvía inquieta bajo el cuerpo mojado de Draco. Cerró los ojos, no quería pensar en nada que la hiciese sentir culpable después, pues deseaba con urgencia sentirlo dentro de ella.

- Si Draco, Sólo soy tuya...de nadie más.
Logró decir entre besos pues Draco la devoraba sin piedad.
Entonces él se introdujo en ella lentamente, se extrañó pues la sintió muy apretada, demasiado para haber tenido relaciones antes.
Ella gimió con fuerza y su cuerpo tembló sin control al sentirlo por completo dentro de ella.

- Ohh amor, estás tan apretada...me gusta! Gimió Draco moviéndose en círculos dentro de ella.
Gemía y mordía el cuello de ella, y ella se aferraba a la espalda de él.

Entonces comenzó a moverse dentro de ella, hacia adentro y afuera despacio sintiendo como ella se tensaba pronta a un nuevo orgasmo.
Pero él estaba decidido a darle la mejor noche, más incluso que la de Theo.  Así que relantizando sus movimientos la besó por todo el cuello y la boca y luego por sus pechos dejando un camino ardiente de besos por todos lados.
Ella gimió desesperada debajo de él. Sin querer ella recordó la vez que había peleado con Draco en la sala común y Draco le había dicho que quería ser ella la que gimiera de placer bajo su cuerpo, y no estaba del todo equivocado, pues en ese instante ella lo deseaba más que nada, más que nunca.
Draco se dio cuenta de lo desesperada que estaba ella y él sintiéndose  igual comenzó a moverse más rápido cada vez, jadeando y chupando sus pezones duros.
Ella gimió y se dejó ir a un nuevo orgasmo.
Él aún no estaba listo así que la sujetó por la cintura y la jaló más hacia él y luego se posicionó de rodillas frente a la entrada de ella y comenzó a embestirla duro sin parar, ella comenzó a gemir desesperada, esa larga y dura tortura le gustaba mucho.
Draco se acercó a ella y le tomó suavemente por la nuca jalandola hacia él para besarla sin control mientras la embestía cada vez más fuerte.

- ¡Ohh si!  Gimió ella mirándolo a los ojos grises que en ese momento estaban oscurecidos por el deseo.

- Si linda... correte conmigo! Gimió Draco dando un par de impulsos más y soltando un gemido arrasador, vaciando su simiente dentro de ella.

Los dos al mismo tiempo soltaron un jadeo de satisfacción, ella había tenido sus tres primeros orgasmos con el hombre de su vida. Y él le había hecho el amor a la mujer con la que había deseado estar desde hacía mucho tiempo.
Se dejó caer sobre ella cansado pero satisfecho.

- Te amo mujer hermosa... Te amo demasiado. Susurro Draco en el cuello de Hermione que olía a fresas, su aroma favorito.

Ella cerró los ojos con culpa...

- También te amo Draco, te amo como nunca he amado a nadie. Dijo sonriendo, tratando de disipar esa culpa que la invadía. Se sentía plena y feliz y quería disfrutarlo aunque fuese por un instante, aunque el día de mañana se sintiera la mujer más miserable del mundo.

Draco la tomó por el cuello y la besó tan profundo que sintió que nadaba en el mar que afuera se agitaba furioso.

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora