ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

Capítulo XL

Hermione abrió los ojos poco a poco acomodando sus bellos orbes miel a la oscuridad en la que se encontraba.

Sentía una cálida presencia cerca de ella, aferrandola con cuidado y una mano le acariciaba el cabello.

¿Donde estaba? ¿Que había pasado?

Cerró los ojos con fuerza tratando de recordad que era lo que había pasado.

Iba caminando cuando alguien la atacó por la espalda, y luego otra persona le puso un trapo en la boca y nariz y ella perdió el conocimiento, no sin antes escuchar como alguien la defendía. ¡Draco!

Abrió de nuevo los ojos y trató de reconocer ese aroma...Menta fresca y colonia masculina.

- ¿Draco?

- Shhh, tranquila amor estoy aquí, estarás bien. Susurró Draco cerca de ella.

Hermione trató de incorporarse pero Draco la volvió a empujar con delicadeza en la cama.

- ¿En...en donde estamos? Preguntó Hermione aliviada de estar con Draco.

- En mi habitación, en la Mansión. Respondió el rubio acariciando su mejilla.

Luego se incorporó un poco e invoco un lumus tenue para que iluminara sin molestar a Hermione.

Ella sonrió al verlo a los ojos.

- Gracias por salvarme de esos hombres...

- ¿Que hacías ahí Hermione? Interrumpió Draco apretando los puños.

Ella cerró los ojos recordando.

- Recibí tu nota de que llegara ahí para vernos...

Draco apretó más las manos, era evidente que alguien le había tendido una trampa para hacerle daño.

- No envié ninguna nota, te vi salir de San Mungo y al ver que agarrabas por otro lado te seguí, afortunadamente logré evitar que te hicieran daño.

Ella tembló por completo.

- ¿Hicieron eso a propósito? Se imaginó las miles de cosas horribles que podría haberle pasado y sus ojos se cristalizaron.

Draco la abrazo con ternura.

- Espera aquí, tengo algo que hacer...vuelo en un minuto. Dijo levantándose para salir de la habitación.

Ella asintió pero habría deseado no separarse de él ni por un minuto.

¿A donde iría?

Trató de sentarse despacio, luego se levantó y caminó hasta la ventana. Estaba oscuro debían ser las ocho de la noche. Afuera sólo se veía el enorme jardín de la Mansión.

Estuvo ahí contemplando las flores y las estrellas que brillaban en el firmamento.

De pronto la puerta se abrió y por ella entró de nuevo Draco.

Se acercó despacio a ella y la rodeó por la cintura.

- Volví, acabo de enviar una lechuza para informar lo de la nota...invesitagaran a los que te atracaron, ya están en el ministro de magia.

Ella asintió un poco más tranquila.

- ¡Draco yo...lo siento por haber caído en esa trampa! Sollozó la castaña.

Draco la abrazó con fuera y le acarició la cascada de  cabello.

- No tienes porque sentirlo, solo confiaste ciegamente en mí. Dijo Draco dándole la vuelta para que lo mirarse a los ojos.