ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

Capítulo XXXII

- ¿En serio? Preguntó Draco embozando una gran sonrisa.

- Si amor, despertó está mañana, está muy bien, pero tiene miedo Draco de tu padre.

- No te preocupes Hermione, Lucius no volverá a hacerle daño. Aseguró Draco tomando a la castaña de las manos y dándole un beso.

La puerta del despacho volvió a abrirse.

- ¡Vaya... Draco!

Narcissa estaba lívida mirando a su hijo y a Hermione.

- ¿Ya viniste a contarle a mi hijo que te pedí que te alejaras de él? Habló la mujer duramente mirando a Hermione.

Draco endureció su gesto nuevamente.

- ¿hiciste eso madre? Reclamó el rubio.

Narcissa se sorprendió, había metido el pie hasta el fondo.

- No...Hijo yo

- Acabas de decirlo madre, ella no me había dicho absolutamente nada. El rubio apretó la mandíbula.

- ¡Pero por su culpa estás aquí...y te llevarán a Azkaban! Gritó la mujer.

- Ella vino a evitar que me llevaran a Azkaban madre. Refutó Draco.

Narcisa miró a Hermione avergonzada.

- Lo siento... Yo creí que...

- Al parecer todos juzgan antes de oír primero el argumento. Dijo Draco molesto.

Narcissa miró a si hijo con gesto de súplica en sus ojos.

- En cuanto usted se fue, vine corriendo a ver qué podía hacer por Draco. Intervino Hermione.

Draco sonrío mirando a la castaña.

- Al parecer no le hiciste caso a mi madre de alejarte de mí.
Hermione sonrió con un poco de vergüenza.

- No podría...sabes que te amo y si podía evitar que te acusaran  injustamente lo iba a hacer. Admitió ella mirando a Narcissa y a Draco.

- Esa es la mujer que amo madre... ¿Lo ves? Ella no duda en ayudar a quien lo necesita... Ha hecho que Calista despierte. Dijo orgulloso de Hermione.

Narcissa estaba realmente incómoda con la situación, por un lado le agradecía de todo corazón lo que hacía Hermione  por Calista y el haber aclarado la situación de Draco con la ley, pero por otro lado no podía creer que su hijo prefiriera una mujer sencilla y sin fortuna que a su prima una bruja de sangre Limpia y de sociedad con una gran herencia familiar. Pero al parecer su hijo ya había entregado su corazón en bandeja de oro.

- Bueno hijo lamento todo esto...pero mejor hablamos en la Mansión ahora es mejor que te presentes a ver a Calista. Ya los medios deben de estar informados que despertó y se preguntarán dónde está su esposo.

La mujer salió del despacho y cerró la puerta tras ella.

- Lo que dice tu madre tiene sentido Draco, ante los medios aún son esposos así que si quieres evitar el escándalo vamos ya a verla.

- En cuanto salga de San Mungo tramitare el divorcio, aunque legalmente ya está anulado quiero volver a hacerlo para que quede claro todo. Dijo Draco tomando a Hermione de la cintura y acercándola para darle un tierno beso en los labios.

Al separarse ella sonrió y le acarició el rostro.

- Está bien, haz lo que creas necesario ya te di mi palabra que está vez confiaré en ti y te esperaré todo lo necesario.

- Te amo Hermione. Susurró Draco volviéndola a besar.

- Y yo te amo a ti. Hermione respondió al besó con el mismo fervor con el que Draco la besaba a ella saboreando los dulces labios del rubio, impregnandose de su aroma y su sabor a menta.

                         💠💠💠💠

En su vieja habitación de hotelucho la pelirroja Weasley estaba que le hervía la sangre, sus planes no salían como a ella le interesaban.

Había perdido a Harry y ahora estaba comprometido con luna así que su segunda opción era Draco... Ya lo había separado de Hermione enviando aquella carta pero su esposa había despertado y eso le complicaba toda su situación.

- ¡Ya no aguanto más está pocilga¡ Gritó furiosa. - Debo hacer algo ya...para salir de aquí, yo merezco estar en una Mansión, merezco ropa de diseñador, y anillos y collares de perlas...

Tomó un frasco con Amortentia que tenía guardado, necesitaba a Draco con o sin amor.
Salió de la habitación que a duras penas  rentaba.

Iría a San Mungo, ahí estaría él y ahí estaría Calista podría matar dos pájaros de un tiro.

                         💠💠💠💠

Draco y Hermione entraron a la habitación de Calista, ella estaba dormida así que se quedaron ahí unos momentos.

- Es muy hermosa. Comentó Hermione mirándola detenidamente.

Draco sonrío, y la tomó de la mano.

- Lo es... Se lo dije en algún momento que sería una muy buena esposa...pero la veo con otros ojos, como mi prima solamente y nunca le puse un dedo encima no porque crea que  es fea... Si no porque mi mente está siempre pensando en ti mi amor.
 
Hermione se sonrojo ante las palabras del rubio, tenía tanta suerte de que un joven como él la mirara con esos ojos llenos de amor. 

- Me recuerda un poco a Bellatrix, pero sin esa maldad. Agregó Hermione.

Draco asintio

Calista se removió en la camilla y abrió poco a poco los ojos enfocó primero a Hermione y después a Draco y embozo una gran sonrisa, luego se percató de que estaban tomados de las manos y miró profundamente a Draco para luego volver a sonreír.

- Draco...por...por fin están juntos. Logró decir Calista más claro que antes.

- Si, pero no lo hemos hecho oficial Calista, estábamos esperando que despertaras. Habló Draco acercándose a ella y dándole un beso en la frente.

- ¿Como te sientes Calista? Preguntó Hermione pasando la varita por todo su cuerpo para examinarla.

- Mucho mejor. Respondió la joven.

- Eso veo y si para mañana sigues así ya podrás irte a casa. Informó Hermione.

Calista negó con la cabeza y cerró los ojos.

- Prefiero quedarme aquí, en la Mansión está Lucius...
Calista tenía lágrimas cayendo por su rostro.

Hermione se acercó y la abrazó con delicadeza.

- Tranquila Calista encontraremos otro lugar en el que puedas quedarte. Dijo Hermione para tranquilizarla.

- No tienes que volver a la Mansión si no quieres. Intervino Draco.

Ella asintió con alivio.

-  Sigue descansando Calista,  Ernie McMillan se quedará contigo yo ya me voy... Volveré temprano para ver cómo sigues.
La joven asintió nuevamente y se volvió a recostar.

Hermione salió dejando a Draco en la habitación para que pudiera hablar con Calista y se fue a su despacho.
Lo esperó ahí por unos minutos pero Draco no volvió así que decidió irse, ya hablaría con él mañana.