Capítulo XVIII

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En los estados unidos Draco mantenía una reunión con su padre y un abogado mágico.
Trataba el rubio de invalidar el contrato y de comenzar a tramitar su divorcio.

- Por qué no me dijeron antes de que no podrías tener hijos maldita sea! Rugía Lucius, a la joven que parecía morirse del miedo.

- Tenía miedo. Dijo simplemente.

- Tenías miedo... Lucius la fulminaba con la mirada, todo su plan se venía abajo si ella no podía tener hijos con Draco.

- En este caso padre, ella y yo nos queremos separar, ¿hay algún inconveniente en ello abogado Millard?

El abogado saco el contrato y lo examinó.

- No hay inconveniente alguno, en todo caso aquí dice que si al año y medio no hay hijos el matrimonio queda anulado automáticamente por falta de solidez y estabilidad. No necesito más que sus firmas y estarán libres nuevamente.

- Y que pasará con las herencias. Preguntó Draco.

- Serán devueltas a sus dueños, o sea a usted y a la señorita Lestrange. Ya que no hay heredero en camino no hay problema alguno aquí.

Draco estaba furioso, su padre le había dicho que por ley debían tener hijos, le había metido, le omitió el hecho de que se anularia el contrato en pocos días ya que no tenian hijos, pero ¿Porque?
Eso lo averiguaría luego, lo que más le importaba era estar libre e ir a London por Hermione.

Una semana bastaba para que Draco fuera libre nuevamente, de haberlo sabido no habría estado tan atormentado con ver la forma de salir de ese matrimonio.

- Seremos libres en una semana Draco eso significa que podrás irte a Londres por ella. Dijo alegremente Calista a su primo.

Draco asintio feliz, por fin esa espera terminaría, estaba deseando que pasara proto esa semana para correr a los brazos de su castaña con aroma a fresas.
Deseaba tanto probar sus labios de nuevo, un año y medio sin ella y deseaba beber de su boca como oasis en un desierto.


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Los días de esa semana pasaron pronto, ya estaban listos para volver a Londres, Draco había finalizado por fin su carrera y solo esperaba a que Calista volviera de su trabajo, había ido a presentar su renuncia y volvería luego.

Estaba sentado, ya tenía sus maletas y las de ella listas.

El timbre de la puerta sonó, a Draco le pareció extraño pues ella tenía llaves.

Se levantó para abrir, y se encontró con uno de esos que llaman oficiales de policía.
El hombre inmediatamente se dirigió a Draco por si apellido.

- ¿El señor Malfoy?

- Si, yo soy, ¿que sucede?

El gesto del policía se volvió sombrío y cuando hablo lo hizo tratando de medir sus palabras.

- Lamento informarle que su esposa la señora Calista Malfoy ha tenido un grave accidente y en este momento está siendo ingresada al hospital estatal.

- Que? Como que accidente? Repito Draco asustado.

- El taxi en el que se dirigía hacia aquí ha volcado y ella está muy grave.

Draco entró tomó su abrigo salió con los policías que lo llevarían al hospital.

Una vez ahí lo dejaron entrar al informar que era el esposo de Calista, no lo dejaron verla pues estaba en la sala de emergencia.

- Señor Malfoy? Preguntó una amable enfermera.

- Si. Dijo levantando la mirada.

- La señorita Calista está delicada, le hemos curado una severa hemorragia en la cabeza, pero... lamento informarle que ella...ella está en coma.

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora