ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

Capítulo XXXIV

Ginny se vestía despacio luego de una ronda de sexo desenfrenado con Lucius Malfoy.
Encontrarlo en estado de ebriedad en la acera cerca de San Mungo había sido el mejor regalo que le habían obsequiado.

Ella iba decidida a acabar con la vida de Calista y a hechizar a Draco pero en su lugar se topó con el patriarca Malfoy.

Lo había seducido y Lucius cayó de rodillas ante el encanto y la sensualidad de la pelirroja Weasley.

Luego de eso había logrado que el Mayor de los Malfoy le pagara un buen apartamento en el mundo muggle a cambio de mas encuentros sexuales entre ellos.

Lucius había aceptado, sus conveniencias eran porque con Narcissa ya no tenía intimidad y como Ginny era joven y con energía aprovecharía eso y además había descubierto que ella había intentado separar a su hijo de Hermione eso también le interesaba, la haría su aliada.

- A si que tú hiciste que se separaran... Nunca te creí capaz de jugar así con tu amiga. Habló Lucius.

- Ex amiga, la odio y yo nunca te creí capaz de eso que me cuentas... Tratar de asesinar a Calista y quedarte con el dinero de Draco...  Creí que amabas a tu hijo.

- Amo el poder Ginevra...

A Ginny Weasley le convenía por el dinero y el poder que podía obtener de Lucius. Luego vería como deshacerse de Narcissa para pasar a ser ella la nueva señora Malfoy.

- Recuerda Weasley, nadie debe enterarse de nada. Pidió Lucius antes de irse.

- No hay problema Lucius, mientras me des mis gustos no importa. Respondió la pelirroja sonriendole sínicamente.

Lucius se marchó y ella se metió a la ducha, había pensado en ya no  fastidiar a Hermione y dejarla que hiciera lo que quisiera con draco Malfoy, ya que tenía a Lucius entre sus manos o mejor dicho entre sus piernas,  pero simplemente no podía era cuestión de orgullo,  no quería que Hermione fuera feliz.

Y ahora junto a Lucius completarían lo que había comenzado.
Entre los dos iban a separar a esos dos y Lucius obtendría el dinero de Draco y ella se beneficiaría de ello.

"Te ganaste el premio mayor Ginn"
Pensó para sí.

                      💠💠💠💠

En el ministerio de magia Draco se encontraba ya en el despacho de Harry. El pelinegro le había mostrado a Draco el recuerdo que Hermione había extraído de Calista.

- Esto debe ser difícil de creer para tí Malfoy, pero este recuerdo es genuino. Afirmó Harry.

Draco suspiró profundo.

- Lo sé Potter no tengo duda, es más yo mismo poseo recuerdos valiosos de una plática interesante que mantuve con mi padre hace unos días.

Harry le miró intrigado.

- ¿De que hablas Malfoy? Preguntó.

- Ya Verás, los envié a una persona para protegerlos por si mi padre intentaba algo. Le diré que venga para que te los entregue personalmente y los utilices en contra de mi padre. Sugirió Draco.

- ¿Es una persona confiable?

Draco asintió de inmediato.

- Lo es, es más un padre para mí que el propio Lucius. Añadió.

Harry volteó la mirada hacia otro lado, le daba algo de pena enterarse de la vida de Draco  Malfoy de primera mano. No era todo miel sobre hojuelas como aparentaba en el colegio.

- Bueno, ahora quiero hablar contigo de lo otro. Dijo Harry desviando el tema de su vida personal.

Draco se tensó en su silla, sabía que Harry pronto le preguntaría sobre él y Hermione.

- ¿Exactamente qué quieres saber? Preguntó serio.

- ¿Que es lo que pretendes con mi hermana? Harry se sentó en su silla y miró a Draco que estaba nervioso más no lo demostraba.

- ¿Que qué pretendo? Sabes bien lo que pretendo Potter, amo a Hermione te cueste creerlo o no, lo descubrí luego de terminar Hogwarts, y no quiero nada más que casarme con ella y hacerla feliz. Respondió Draco sin titubear ni una sola vez.

Esa respuesta dejó más que satisfecho a Harry que se acomodó los anteojos y sonrió a Draco.
Prácticamente lo sabía, sabía que entre ellos dos algo podía pasar y que Draco no le haría ningún daño a Hermione pero quería oírlo de la boca de Draco.

- Aún no olvido lo molesto que estuve hace días, no fue agradable  el hecho de que te la hayas llevado el día de su boda, pero estoy contento de  que eso haya pasado, si no ella viviría ahora  en un matrimonio sin amor.
- Se que Theodore no la hubiera lastimado pero ella no sería feliz, prácticamente la salvaste de cometer un grandísimo error.  Puntualizó el azabache dándole toda la razón de su actuar desquiciado de ese día.

Draco sonrió, al fin Harry Potter le reconocía algo bueno, y era el haber secuestrado a su propia hermana el día de su boda.

                      💠💠💠💠

En  San Mungo Hermione ya estaba al pendiente de Calista, le había realizado los hechizos diarios para verificar su estado.

- ¡Cada día que pasa te ves mejor Calista! Animó la castaña.

- Gracias Hermione. Articuló Calista despacio.

- ¡Vaya ya puedes hablar más! Exclamó Hermione mirando sorprendida.  - Eso es ya un gran avance.

Calista asintió y sonrió.

- En cuanto pueda salir de aquí le diré a Draco que se case contigo. Habló la joven.

La castaña se puso seria y algo nerviosa.

- No es necesario que hagas eso Calista yo no...

- Se cuánto se aman Hermione así que no hay porque  atrasarlos más.
Interrumpió la  joven que la miraba con ojos soñadores, no aparentaba la enorme tristeza que por dentro la consumía. Al separarse de Draco tendría que volver a Francia y vivir sola nuevamente, sin nadie que la ame y sin la posibilidad de algún día poder ser madre.

- Eres muy gentil, muchas gracias Calista. Hermione le dio una suave palmadita en el hombro.

- Se lo merecen ambos. Dijo Calista finalmente.

- Gracias nuevamente. Repitió Hermione. - Por cierto ¿ Tienes a donde ir cuando salgas de aquí?

Calista negó

- Bueno no te preocupes, ya veremos después.

Hermione la terminó de revisar y luego le dio una poción para que descansara. Esa tarde la daban de alta y había pensado en  llevarla con ella a Grimmauld place en lo que decidía que hacer.

Salió de la habitación de Calista y se dirigió a su despacho, se sobresaltó cuando entró, había alguien ahí esperándola.

- ¡Por Salazar, Theo!

- Hola Herms...