Capítulo XXV

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Estaba bajando sus barreras, estaba apunto de bajar a guardia... Draco le acariciaba dulcemente los labios donde le había quitado el dulce y la miraba con sus ojos grises tan profundo que ella sintió que le estaba leyendo el alma.
Ninguno de los dos sintió molestia por la cercanía de ambos. Draco podía ver perfectamente las millones de pecas sobre la nariz de ella, le parecían millones de luceros en el hermoso cielo nocturno.

De pronto él rompió esa barrera que lo tenía separado de ella no viendo motivo por el cual no hacerlo ya que ella le había permitido acariciar su rostro y tocar brevemente sus suculentos  labios; así que sin más terminó de unir sus labios a los de ella para fundirlos en un beso necesitado.
Ella ni si quiera se inmutó, solo cerró los ojos ante lo que sabía que se avecinaba y esperó el dulce contactó...hasta que llego, lo sintió, sintió esos labios suaves y delicados que la besaban y no quiso separase, más bien ella misma fue la que profundizó ese beso de amor que ambos tenían atorados en el pecho hace mucho.
Draco suavemente la tomó por la nuca acariciando su cabello y acercándola aún más a él,  a su cuerpo y ella cayó como en picada a ese abismo del deseo y la pasión mientras le acariciaba el cabello y el cuello. Sin perder más tiempo Draco dejo de besar los labios de ella y depósito suaves pero profundos besos en el cuello de Hermione, ella jadeaba aún con los ojos cerrados.

Ninguno de los dos se había dado cuenta pero ella estaba ya sobre el pecho firme de  él, besándolo con pasión y deseo. Solo se dió cuenta de ello cuando se  frincciono sobre él sin querer y sintió su erección bajo su pantalón. Abrió de par en par los ojos y se sonrojo por completo al verse sobre Draco de una manera tan liberal y sexual.
Se levantó bruscamente y evitó mirarlo.

- Lo Siento. Dijo casi en un susurro.

- Yo no. Admitió Draco tratando de volver a tomarla de la cintura.

Ella se alejó todo lo que pudo, aún estaba dolida y sentía por todo lo que creía de Draco, había bajado su guardia y eso no podía volver a pasar.
Caminó hasta la puerta que daba hacia la playa y abril. Afuera llovía un poco y las palmeras se mecían al compás del viento fuerte que estaba haciendo.

- ¿Porque eres así? Preguntó Draco.

- ¿Cómo así? Dijo ella sin entender.

Draco se levantó del sofá y caminó hasta ella posando sus manos en su cintura para abrazarla pero ella se volvió a soltar.

- ¡Así! Gruñó Draco. - Primero dejas que te bese, luego me acaricias, después te alejas...no dejas que te toque! ¿Porque haces eso?

Ella no supo que contestar, no sabía a ciencia cierta porque lo hacia. Al principio tenía ese deseo de entregarse a él ahí mismo en ese sofá, luego recordó todo lo que Draco le había hecho, además estaba casado! ¡Y esperaban un hijo!
No quería sentirse culpable después de haberse acostado con él al pensar en su esposa en coma y en su hijo...!
Por más deseos que tuviera ella de ser mujer de Draco sabía que luego terminaría sintiéndose mal.

- Sabes que esto es un error Draco.

- ¿Error? Para ti es un error, para mí es estar con la mujer que amo. Replicó Draco tragando un fuerte nudo en su garganta, el rechazó de Hermione le dolía mucho.

Ella tembló ante esas palabras, Draco aseguraba que la amaba, pero ¿porque la lastimaba?

- ¡Basta, me confundes! Grito ella corriendo hacia afuera de la cabaña, no le importó que fuera de noche ni que lloviera recio, ni salir vistiendo sólo  un arruinado vestido, sólo quería huir de él, de ese hombre que aseguraba amarla, estando casado.

Corrió todo lo que pudo bajo la lluvia hasta llegar a la orilla de la playa, donde el mar se acerca sin piedad ni pudor para acariciar la arena blanca de la playa.
Y una vez ahí se desplomó a llorar con amargura, ¿Porque Draco la hacía sentir así? Con ese hombre ella había sentido cosas que jamás sintió con otro, ni con Viktor, ni con Cormac, ni si quiera con Ron al que  había  creído era su alma gemela. Draco era distinto, Draco la hacía sentir entre el cielo y el infierno a la vez. Amada y desdichada al mismo tiempo.

- ¡¿PORQUEEE?! gritó Hermione con fuerza al cielo.

El agua arreciaba y ya casi tenía poca visibilidad a causa del viento descontrolado.
La marea subía considerablemente, ya tenía el vestido empapado y el cabello igual. Pero ella no se daba cuenta por estar lamentando su mala suerte en el amor.

De pronto el agua le llegó casi hasta el cuello y la tomo desprevenida, la arrastró hacia adentro sin tregua a poder levantarse.
Ella sabía nadar perfectamente, pero la marea había subido sin que ella se diera cuenta y la ola la había arrastrado sin piedad que ella no tuvo tiempo a manotear para nadar hacia la orilla. Cuando sintió se vio sumergida por el  agua.

"Cielos, tan mala suerte tengo que ahora moriré ahogada en mi vestido de novia, patética mi vida" pensó.

Dos brazos fuertes la sacaron del agua y la llevaron a la orilla.
Draco  la había visto desde la puerta, y salió corriendo tras ella al ver que la marea subía.

- ¿Tanto me odias para tratar de matarte mujer? Preguntó Draco furioso.

Ella se levantó como pudo, tiritaba del frío, estaba a punto de morir ahogada ¿y Draco la regañaba?

- ¿Qq que dices? ¡Yo no no que ría ma matar matarme!  Logró decir exhausta.

- Si claro, por eso sales corriendo bajo la tormenta a tirarte a la orilla cuando la marea sube. Dijo Draco levantando la ceja y mirándola con ironía.

Hermione no supo que contestar, era verdad había sido una completa tonta y descuidada al hacer eso.

- Lo...lo siento. Dijo apenada, sabía que Draco tenía razón de estar enfadado con ella.

Draco no dijo nada, se acercó a ella y le arrebató con fuerza y enojo el vestido arrojándolo a la orilla donde la marea se lo llevo lejos y  dejó a la castaña  solo en el pequeño y fino camisón que llevaba bajo el vestido. Se lo había regalado Nimphadora para que lo estrenara en la noche de bodas.

- ¿Que haces hurón malcriado? Grito ella roja de la vergüenza.

Draco la miró de arriba a abajo sin disimulo, haciendo que ella se sintiera desnuda ante esos ojos grises que la escaneaban profundamente.

- Ni pensar que eso se lo ibas a modelar a Theo. Dijo tomándola de la cintura y cargandola sobre su hombro.

Hermione grito, pataleo, y manoteo a Draco todo lo que pudo para que la bajara.

- ¡Bajame! ¡Draco bajame ahora! Repetía una y otra ves. - ¿Sueltame, que crees que haces? ¿A donde me llevas?

- ¡A la cabaña, para que me modeles ese trajecito sexy a MÍ para luego quitartelo!

Dijo Draco caminando con Hermione en sus hombros, ella se había quedado sin palabras ante la sugerencia muy clara de Draco de quitarle el resto que le quedaba de ropa.

ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora