capítulo 4

13.6K 1K 80
                                    

Roxelana se despertó antes de que los rayos del sol salieran, su padre iba de visita por su cumpleaños número once y esperaba que en esa ocasión llevará a su hermana.

Olivia llegó a su habitación y sonrió al  ver como trataba de peinar su cabello, se acercó con sigilo y le arrebato el cepillo.

—Si te jalas duro el cabello te lo arrancaras, deja te ayudo—sonrió la mayor.—felíz cumpleaños mi pequeña—Roxelana le sonrió.

La joven miró nerviosa sus manos, amaba ver a su padre, pero habían pasado meses desde que éste había ido.

La mañana paso lenta, Elsie y Archer estaban en sus clases, mientras ella esperaba atenta a su padre.

La tardé llegó y sus dos amigos junto a su nana terminaban de  preparar una pequeña torta, comieron en silencio pues Roxelana estaba atenta por si escuchaba el carruaje, pero éste jamás llego.

Pasada las seis de la tardé y con el sol ya ocultó Roxelana miró sus manos y lágrimas se acumularon en su rostro, había faltado a su cumpleaños, por tercera ocasión. Miró a sus amigos y corrió hacía sus aposentos con el corazón roto.








La reina Agnes sonreía con maldad, su primogénita había fingido muy bien, tres años interrumpiendo su viaje hasta la pequeña casa de la niña no deseada.




La reina Agnes sonreía con maldad, su primogénita había fingido muy bien, tres años interrumpiendo su viaje hasta la pequeña casa de la niña no deseada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Sabe que  lo están engañando—dijo Astrid, su padre la miró extrañada.

—¿Por que lo dices?

—No es casualidad que cada cumpleaños de Lana suceda lo mismo, Anwen con fiebre, Anwen con una pequeña Tos, por Dios padre, ella ya tiene casi veinte años y tu sigues cayendo en sus mentiras —el mayor la miró asistiendo.

—Ahora me siento mal por no haber ido.

—Traela a casa.

—Aún no es momento, lo sabes.

—Si, mi madre va a querer casar a toda costa a Anwen con el príncipe de Francia.

—Y primero tengo que casarla con el príncipe de España—dijo el—de todas mis hijas tu y Roxelana son las que son más  conscientes  con todo.

—¿Será por que nos criaron otras personas y no mi madre?—el sonrió de lado y asintió.






La joven Roxelana estaba en el jardín leyendo, un velo cubría su pálido rostro, Elsie y Archer estaban en clases, ella no podía ir a clases como una niña normal, no con su condición, a los ojos del mundo ella era un monstruo, a los ojos de Olivia era un ángel. A lo lejos se escuchó un tumulto, pronto se diviso el carruaje en el que siempre venía el rey.

Se sintió enojada al ver el carruaje llegar, no quería verlo, no en ese momento, otro año en el que llegaba con disculpas que ella sabía que eran falsas.

—Roxelana—dijo Richard haciendo una reverencia, ella asintió imitandolo—No te daré una excusa vacía, pero yo se quién te explicara todo—del carruaje bajo Astrid con una enorme sonrisa, la rubia corrió hacía su hermana y la abrazó con fuerza.

—Hemos traído regalos—dijo con emoción la mayor y la arrastro hasta el interior de la casa.—Se que estás enojada, pero nuestra madre y Anwen planearon todo—tomo sus manos.

—¿Tres veces?—alzó su ceja y la rubia asintió.

—No estés enojada con el, quería venir pero fue imposible, prometo que los siguientes años vendrá sin falta.

—¿Cuándo las veré a ellas?—Astrid suspiró, sus hermanas y su madre no deseaban ver a Roxelana.

—Todo a su tiempo pequeña —dijo su padre.



















Un pequeño ejemplo de como son los ojos de Roxelana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un pequeño ejemplo de como son los ojos de Roxelana.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La Última Rosa©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora