capítulo 11

10.7K 888 37
                                    

Roxelana miraba por la pequeña ventana, la gente iba y venía del palacio, miró al príncipe Philip salir en númerosas ocasiones junto a Anwen, y a la reina en un par de ocasiones.

Los  días se hacían largos para la joven, deseaba irse de nuevo al campo junto a Olivia,Elsie y Archer. Deseaba que su padre estuviera ahí hablando de sus miles de aventuras.



—Solicitó una audiencia con la reina Agnes—dijo el hombre con su marcado acento francés, la dama asintió entrando de nuevo a los aposentos de la reina y salió segundos después para dejar pasar al enviado francés.

—¿A que se debe su pedido?—dijo ella posando su vista en el hombre quién lucia un tanto furioso.

—Me he enterado que la futura esposa del príncipe Cedric está encerrada, esto es inaudito, si la reina Ruth o el rey Angus se enteran van a haber graves problemas—dijo el alterado, Agnes reprimio un gritó y se puso de pié.

—¿Que tipos de problemas?

—Romper el trato que se hizo con el difunto rey, una guerra tonta por maltratar a la futura reina de Francia y más —dijo y Agnes cerro sus ojos, no tenía de otra.

—No está encerrada mi Lord, está en reposo, la muerte de su padre fue un golpe duro—el hombre sonrió

—No mi señora, sabemos sobre la maldición y sobre el repudió hacía la joven, es por eso que después de la coronación partiremos hacía Francia—dijo sin apartar su azulada vista de la de la reina— ella pasará los días que faltan junto a la tía de el príncipe y luego llegará a la capital para comenzar los preparativos de su enlace con el príncipe y su pronta coronación, no permitiré que la palabra del rey Richard sean incumplidas, mi deber es cumplir su mandato y el de mi reina—Agnes asintió con la mirada sería e invitó al hombre y a sus damas salir, cuándo se  quedó  sola comenzó a tirar todo a su alrededor.










—¿Crees que haya funcionado?—susurró Lizbeth

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Crees que haya funcionado?—susurró Lizbeth

—Esperó que si, ya he visto el retrato de tu futuro esposo—dijo Astrid dejando su taza —no es un anciano a como pensabas y según lo descrito es un alma joven igual que tu, su enviado llegará dos días antes de la coronación de Anwen al igual que el mío —sonrió

—Al fin nos iremos de este lugar—dijo  la rubia menor—libres.

—Eso esperó.






Roxelana terminaba de leer uno de los tantos libros que Astrid le había hecho llegar, cuándo lo cerro suspiró profundamente, siempre acababa lastimada por la ignorancia de otros.

Ella no estaba maldita, o eso quería creer, desde que llego al palacio todo fue para mal, su padre había muerto y sus seres queridos estaban encerrados.

¿Acaso eso era todo su culpa?

Deseaba una clara respuesta, no podía vivir con eso en su mente, quería a alguien que la abrazara y le dijera que ella no era un mal.

Pero quién podía decirlo se ha ido.




















Espero les guste y voten y comenten

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Espero les guste y voten y comenten.

La Última Rosa©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora