capítulo 19

9.5K 910 63
                                    

Al llegar a sus aposentos Roxelana fue directo hacía la otra  habitación que estaba  conectada a la suya, ahí Rose y Alicia la ayudaron a cambiarse.

—Siento esto —dijo Rose y con sus manos acomodo los pechos de Roxelana—me lo vas a agradecer luego —ambas rieron y Alicia roceo colonia en su cuello.

Luego Roxelana regreso hacía los aposentos  dónde estaba su ahora esposo el cual la esperaba ya cambiado y listo para pasar su primer noche juntos.

—Si no quieres no hay problema —murmuró el, ella rodó los ojos y se acerco a su lado de la cama.

—No creo que te quieras a costar con alguien como yo—dijo cubriendose con la sabana.

—¿Como tu?

—Tan diferente a Lady Julianne, alguien poco hermosa y con una maldición —le dio la espalda.

—Ya lo sabes

—Los vi—susurró.

—¿Viste todo?

—No iba a ver como tenías sexo con ella, no iba a ver como la deseabas a ella.

—No me acosté con ella—se puso de pié y fue hasta su lado para que viera sus ojos—no lo hice, no pude, tal vez hace años, pero ese día no, no la quiero en mi vida, tu ahora eres mi esposa y Julianne se irá pronto.

—Que bueno —murmuró

—No te obligare a nada, pero a la que quiero es a ti—regreso a su lugar y le dio la espalda también.











Al siguiente día Roxelana despertó con los brazos de su esposo rodeando su cintura, sonrió recordando lo que el le había dicho a noche y sintió pronto el agarre aflojarse y luego  la voz de el se hizo presente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al siguiente día Roxelana despertó con los brazos de su esposo rodeando su cintura, sonrió recordando lo que el le había dicho a noche y sintió pronto el agarre aflojarse y luego  la voz de el se hizo presente.

—Prestame tu pié —susurró el y ella lo alzó sin entender, éste saco una pequeña daga y hizo un pequeño corte en el pié de ella y luego hecho la sangre en la sabana— para evitar habladurías—ella asintió.

—¿Podemos desayunar aquí?—el asintió sorprendido y pidió que les sirvieran su desayuno.

—¿Quién te dijo sobre lo de Julianne?

—Lady Agnes me llevo—susurró con la cabeza gacha.

—Y supongo te dijo otras cosas, ¿no?—ella asintió —ella no tiene derecho a ofenderte.

—Lo se, pero sentí la necesidad de creerle, siempre quise que ella me amara —susurró y sus lágrimas cayeron— lo siento.

—No tienes porque disculparte —corrió a abrazarla—ella no puede ser tan cruel con su hija, pero lo es, aquí nos tienes a nosotros.

—Gracias —susurró bajo y lo beso, el se sorprendió ante eso pero igual le siguió el beso, Roxelana acarició su pecho cubierto por la tela de su pijama y con cuidado se la quitó, el la cargo hasta la cama y la depositó con cuidado, sus besos se hicieron más intensos pero a la vez llenos de ternura. Al final si iban a consumar su matrimonio y tal vez su amor.










—No salieron en dos días — sonríe Elsie

—Oh cállate — dice sonrojada —¿Ya se han ido?

—Esperarán a una cena que organizó la reina, y eso será cuándo ustedes ya no estén.

—Eso espero, no quiero que esa mujer sea una piedra —susurró

—Estas celosa —comentó riendo su amiga.

—No lo estoy

—Si lo estás —dijo una tercera voz y ambas voltearon para ver a Astrid.—Agnes se ha ido junto a Anwen y Philip, nosotras partiremos a Portugal y a Escocia para preparar nuestras bodas.

—Espero sean felices

—Igual—dijo Lizbeth—¿Como fue?—alzó ambas cejas y Roxelana se sonrojo más.

—No sigan —todas rieron.

—Pronto lo sabremos nosotras—dijo Astrid— ¿Y tu?—vieron a Elsie.

—Es decisión de Roxelana

—Mía no, cuando encuentres al indicado solo dime, no te obligare a casarte con un desconocido—dijo con una sonrisa.

La Última Rosa©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora