capítulo 7

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Roxelana miraba su ventana los días pasaban y con ello los preparativos de la boda de Anwen, desde entonces ella no salía, temía ser señalada o insultada por los demás.

—Vamos Lana, el día está hermoso—dijo Elsie.

—Lady Elsie tiene razón Princesa—la voz de Alicia las hizo voltear a verla —no puede encerrarse por miedo, ellos no valen la pena.

—Gracias, pero prefiero no causar un mal entendido—susurró y la puerta se abrió dejando ver a la reina.

—Salgan todas—dijo sería  y ambas vieron a Roxelana para luego hacer una reverencia y salir.

—Madre—está alzó una mano.

—No soy tu madre y no he venido a darte consuelo, sólo pasaba a recordarte que no eres bienvenida aquí y no lo serás nunca, puede que hayas ganado al príncipe de Francia, pero tu hermana es y será la única reina de Inglaterra y la única hija a la que he amado—la miró de arriba abajo —eres lo peor que pude haber tenido.—dio la vuelta dejando a Roxelana con el corazón hecho pedazos.

¿Por que era así?

¿Que malo había hecho?

Sus ojos, sus ojos siempre fueron su problema, odiaba saber que ellos eran el motivo por el cual su madre y todo un país la odiaban, odiaba ser así.











Sus ojos, sus ojos siempre fueron su problema, odiaba saber que ellos eran el motivo por el cual su madre y todo un país la odiaban, odiaba ser así

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—Hermana—dijo una juguetona voz y luego una cabellera rubia se hizo ver—¿Por que lloras?—Roxelana se limpió las lágrimas.

—No es nada— dijo y la delgada figura de Lizbeth se acercó.

—Puedo parecer tonta, o si quiera parecer que no me importas, pero mi madre también fue cruel conmigo y con Astrid, y se lo que sientes, bueno en parte, lo que quiero decir es que, no dejes que lo que ella diga te afecte—dijo tomando su mano—ahora me voy, ella no quiere que me acerque a ti—le regaló una sonrisa y luego salió corriendo.











—Puedo parecer tonta, o si quiera parecer que no me importas, pero mi madre también fue cruel conmigo y con Astrid, y se lo que sientes, bueno en parte, lo que quiero decir es que, no dejes que lo que ella diga te afecte—dijo tomando su mano—ahora...

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En el almuerzo Roxelana estaba distante, todos lo notaron pero nadie dijo nada, minutos después el rey se hizo presente, un bastón estaba en su mano derecha y en la izquierda una pequeña caja.

—Padre—sonrió

—¿Pueden salir?—dijo el sonriendo—me contaron lo que paso, o una parte de ello—se sentó aun lado de ella, su mano temblaba un poco, para ser joven la enfermedad lo hizo envejecer muy rápido.

—Ya no importa.

—Para mi si, pero no he venido a discutir eso, en dos semanas es la boda de Anwen y en esos días el enviado de la reina Ruth llegará, promete que harás lo que diga.

—Lo haré —susurró—Pero no dejaré a Astrid y a Lizbeth aquí.

—Ellas se casarán con dos buenos Príncipes y se irán lejos de aquí como tu—beso su mano—la vida se me va pero estoy feliz de que pases estos últimos días a mi lado.

—No diga eso—susurró.

—Es la verdad, tu dote está en buenas manos, esa persona irá contigo así mismo todas tus damas y Archer, no te dejarán sola—le paso la cajita—eso que está ahí perteneció a mi madre, es el símbolo de la familia, la rosa, tu eres la última Rosa—sonrió el.

—Es hermoso—susurró con los ojos cristalinos —gracias.

—No fue nada mi pequeña rosa—beso su frente y colocó el collar en su cuello.—ahora vamos.

—¿A dónde?

—Al jardín, vamos a tomar el te—sonrió y tomó su brazo.

En el caminó hacía el jardín se cruzó con sus dos hermanas y ambas se unieron a tomar el te.

—Sientense, son parte de la familia—dijo el rey a Elsie, Olivia, Archer, Alicia y Rose.

Desde lejos la reina miraba con rencor a todos, mientras Anwen bufaba a lo bajo, el amor del rey se le fue de las manos a la reina.





















Desde lejos la reina miraba con rencor a todos, mientras Anwen bufaba a lo bajo, el amor del rey se le fue de las manos a la reina

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