A Través De Tu Alma: GALE (Nueva Versión En Proceso)

2-No leer

Capítulo II.

Jennifer

Estoy corriendo como una loca por los pasillos del instituto para no llegar tarde a la clase de historia, o bueno... más tarde de lo que ya voy.

Se preguntarán porqué estoy llegando tarde, la respuesta es sencilla...

¡Me quedé dormida!

Luego de que entré a mi primera clase, que era matemáticas, tuvimos unas horas libres por una reunión de profesores en el último piso, por lo tanto, en el primer bloque de la segunda hora estuve tomando un "corto descanso" bajo los árboles de una esquina del instituto. Elly no me había acompañado porque obtuvo un castigo por gritarle a una chica en clases, nada raro tampoco, y para completar, ella también estaba en el último piso haciendo deberes aburridos con un profesor que rebasaría los sesenta año.

Pobre chica, me compadezco de ella.

En fin, por esa razón me dormí y nadie pudo avisarme sobre el comienzo de las clases. Ahora estaba corriendo como una lunática para llegar a mi siguiente asignatura.

Claro que la vida me odia, y por eso, me encontraba en el piso con mis cosas regadas por todas partes.

Joder, que idiota el que chocó conmigo ¡Ahora si me las pagará!

Pero cuando levanto la mirada, me quedo de piedra y todo pensamiento coherente desaparece.

—Disculpa, no te ví venir. Creo que estaba muy distraído.

Acabo de entrar en cortocircuito... Aunque me causa un poco de risa esta situación; esto parece cliché de novela romántica.

Ah, ojalá y fuera una novela romántica.

Madura Jennifer, ugh.

—E-eh, sí tranquilo. Ambos veníamos un poco distraídos.

—...

—...

—Bueno...ya me tengo q ir a clases, voy...un poco tarde.

Su mirada era de pura incomodidad. Yo no me encontraba en una situación muy diferente, solo que a eso le sumas mi crisis nerviosa por tenerlo de frente, a esa persona específicamente.

—¡Oh, cierto! Yo también voy tarde, por eso...por eso corría.

Joder, joder, joder. ¡Que lindo es!

—Bien, es bueno que no te lastimaras. Un placer conocerte...?

—Jennifer, aunque prefiero que me digan Jenn, mucho gusto.

Extiendo mi mano temblorosa mientras él analiza todos mis movimientos. Me siento intimidada, su mirada penetrante me pone nerviosa.

Él corresponde el gesto, estrechando su mano con la mia, un acto que sorpresivamente envía escalofríos por todo mi sistema nervioso, y al parecer, él también lo siente, por su reacción; algo que me deja totalmente desconcertada.

¿A-acaso... Acaso son estas las famosas mariposas en el estómago?

—El placer es todo mio... Jenn—Él suelta mi mano y un repentino vacío se apodera de mi alma, ¿Por qué?—Me llamo Alexandro, pero también prefiero que me digan Alex, no me gusta mi nombre completo.

—Claro, por supuesto. Como dije, me pasa lo mismo con mi nombre.

Sonrío sin saber que más decir. En serio... Es una conversación un tanto incómoda.

—Sé que es un poco maleducado y directo preguntar esto aquí pero siento curiosidad, ¿Eres una loba, no es cierto? Una mujer loba sin transformar, puedo sentir el leve olor que desprendes.