Capítulo XXIII.
Alexandro
Miro a mi padre sin saber exactamente que hacer. Estoy tan avergonzado por lo que dije. Las palabras no salen de mi boca por más de que lo intente, ni siquiera puedo mirarlo a los ojos.
Derrepente, algo inesperado sucede. Mi padre... Me abraza, espera... ¿Me abraza?, ¡Sí, Joder! ¡Mi padre me está abrazando! ¿¡Qué demonios está ocurriendo aquí!?
-Ni yo lo sé... Cobarde.
-Okey, está siendo muy innecesario tu comentario Moon. No te pregunté a ti, lobo grosero.
-Púdrete.
Al principio, no correspondo el abrazo por la sorpresa, pero luego de un rato, mi cuerpo se libera de la tensión y envuelvo mis brazos alrededor de su torso, escondiendo mi rostro en sus cuello. Justo como hacía cuando era niño, y ni siquiera entiendo porqué lo estoy haciendo.
Luego de un rato, mi padre me suelta y levanto la mirada, encontrándome con una sonrisa nostálgica.
-Hijo... Es mejor que...
-Hablemos en otro lado-Termino por él-Lo sé, y me parece lo mejor.
Intento sonreír un poco, puesto que aún estoy un poco nervioso por lo sucedido. No acostumbro mucho a revelar mis sentimientos hacia las demás personas, exceptuando a mi Cielo, claro está. Con ella, todo es diferente.
A los minutos, llegamos a la parte más alta de aquella cascada que tanto me gusta y que está cerca de la manada. Me encanta este lugar.
Nos sentamos en el mismo sitio de siempre. El silencio abunda entre nosotros. Solo se escucha el sonido de la cascada, algunos animales y una que otra ráfaga de viento.
-¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Sabes? Eso hubiera facilitado mucho las cosas. Alex, yo... Por mucho tiempo creí que me odiabas, que... Que me odiabas por... Ya sabes. El internado.
Desvío la mirada de las rocas para observarlo un momento. Por primera vez, puedo ver dolor en su mirada, y eso, de alguna manera, logra estremecer mi cuerpo. Algo muy raro la verdad.
-No tienes ni una idea por todo lo que estoy pasando...
-¡Pues claro que no tengo idea Alexandro! ¡Nunca! ¡Jamás! En ningún momento nos dices nada a Marie y a mí de lo que está ocurriendo en tu vida! ¡¿Y tienes una idea de cuanto nos preocupas?! ¡¿Tienes una jodida idea?! ¡No!... Joder Alex, creí que eras más inteligente, creí que estábamos juntos en esto, que confiabas en mí, ¿¡Qué demonios te sucede!? ¿Qué es lo que en realidad te está pasando? Quiero saberlo, quiero ayudarte... Quiero la verdad.
Mis ojos se humedecen por las lágrimas, y en mi interior siento la guerra que se está desatando por culpa de mis sentimientos. Debo controlarme, el caos es algo que no me puedo permitir en este momento, no cuando apenas estoy obteniendo resultados de tanto esfuerzo y entrenamiento. Sé que podré controlar estos nuevos sentimientos, solo debo mantener la calma y reprimir a mis demonios.
Vagos recuerdos vienen a mi mente sobre el tiempo que estuve en Francia, en aquel internado de mierda, donde solo dormías cuatro horas como mucho, y el resto se basaban en entrenamientos de batalla para mejorar nuestro rendimiento físico y mental.
Al principio, veía a mi padre Thomas como el culpable. Para mi, él era el enemigo, aquella persona que dejó abandonado a un niño de tan solo siete años en ese sitio tan terrorífico. La rabia que sentía y la traición solo hacían que mis poderes no sé pudieran controlar, el avance conmigo era casi nulo. Los directivos del lugar estaban desesperados, porque cuando cumplí los quince años, mis poderes seguían siendo igual de inestables y peligrosos que cuando llegué.
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A Través De Tu Alma: GALE (Nueva Versión En Proceso)
WerewolfSaga: Secretos oscuros #1er libro. Una dulce chica de ojos soñadores, azules como el cielo en un día de verano; cabello castaño y piel de porcelana. Una joven mujer lobo con diecisiete años de edad que vive con sus padres y hermanos en una pequeña m...