22-No leer

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Capítulo XXII.

Jennifer

La tarde había transcurrido sin inconvenientes, no había pasado nada malo como lo creí. El señor Quinn no me trato mal en ningún momento, de hecho, fue muy respetuoso y educado.

Ya cuando el reloj marcaba las 5 de la tarde, me encontraba recortada en el hombro de Alex. Ambos mirábamos ningún punto en específico, así como nos sumergimos en un silencio absoluto y para nada incómodo. Era un ambiente agradable. La naturaleza a nuestro alrededor, los cantos de los animales, el aire que chocaba contra nosotros; todo era tan irreal que me costaba creer que de verdad estaba pasando.

Sabía de antemano que aquella calma era solo la punta del iceberg, que debajo del agua habían muchos secretos y misterios, lo podía notar por la mirada perdida de mi mate. A pesar de que estábamos en un espacio de tranquilidad, él parecía divagar en muchas cosas que desconocía, su semblante era de intranquilidad y preocupación, aunque intentara no demostrarlo. Yo lo sabía, por mucho que sus ojos siguieran verdes, sabía que había algo que lo atormentaba mucho, algo que no quería que saliera a la luz.

Yo sabía que Alexandro Quinn tenía muchos secretos.

El hecho de que yo no hacía nada para calmar su tristeza era porque no había nada por hacer, desconocía por completo sus problemas, sus secretos, preocupaciones, inseguridades... Yo de verdad que no podía hacer nada, solo debo esperar a que él, por su propia cuenta, decida contarme todo aquello que lo atormenta. Es por eso que me limito a hacerle compañía, a ignorar el hecho de que está triste y mostrar una sonrisa solo para él porque, tal vez, solo tal vez, si yo sonrío, si le regalo un poco de mi felicidad, consiga que mi Alex también sonría, aunque sea un poco.

Supongo que estas cosas suceden cuando te empiezas a enamorar de verdad.

-Me gusta mucho la tranquilidad de este lugar.

Volteo a mirarlo y sostiene una tierna sonrisa a pesar de todo.

-A mi también-Con una seguridad que ni yo misma sabía que tenía, sujeto su mano fuertemente y tras unos segundos de mirarnos mutuamente, sonrío y las llevo a mi boca para besarlas-Te prometo que siempre estaré para ti.

Alex se sorprende y sonroja ligeramente. Aparta la mirada pero puedo notar aún su sonrisa nostálgica, le gustó mi gesto pero de igual manera, algo lo entristeció.

-No prometas algo que tal vez... No se pueda cumplir.

Dice apenas en un susurro casi inaudible pero que escuché perfectamente, y por eso, me confundo todavía más.

-¿A qué te refie...?

Sin que lo pueda prevenir, él se abalanza hacia mi y ambos caemos en el grama bajo nuestros pies, Alex encima de mi. Su expresión cambia, su sonrisa es única, nunca, jamás, desde que lo conozco, había sonreído así. El brillo que tienen sus ojos es inigualable, y por eso, mi corazón late a mil por hora.

Nuestros labios se acercan despacio, hasta que logramos unirlos, empezamos con roces suaves y superficiales, como buscando tentar a la otra persona o inspeccionar terreno. No podemos apartar nuestras miradas, es como si un magnetismo invisible nos forzara a no apartarla del otro, y no me disgusta, de hecho, crea sensaciones en mi interior que nunca había experimentado. Nuestros alientos chocan cada vez que nos separamos un poco, las manos de Alex están a cada lado de mi cabeza, hasta que una de ellas decide iniciar el recorrido por mi cabello para luego descansar en mi mejilla.

Justo en ese momento rompemos la distancia al mismo tiempo, ambos nos besamos con mucha intensidad, con deseo, como nunca antes nos habíamos besado. Nuestros labios se unen, nuestras lenguas empiezan a jugar, tentando a la otra, buscando quien gane la batalla. Pequeños mordiscos leves son dejados en ambos labios, y a estas alturas, ya se escuchan jadeos de mi parte y de la suya.

A Través De Tu Alma: GALE (Nueva Versión En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora