—¡Es tu momento! ¡Tienes que decírselo! —Insiste Marie por tercera vez en el día, muy emocionada. —¡Llevas casi un año ocultando esto! Creo que es momento de que lo sepa.
—¡Está bien! —Le respondí, segura de mis palabras. —Lo haré.
—No lo hará. —Bromea Ashton.
—Yo pienso que sí —Apoya Calum, divertido.
—Cállense, aquí viene Luke. —Susurró Mike, mirando hacia tras de mi.
Respiré, tratando de controlar mis nervios. ¿Lo haría? Claro que lo haría. Pero no podía evitar sentirme tan nerviosa el pensar que estaba por confesarle mis sentimientos al chico del cual llevaba enamorada desde que lo conocí. ¿Y que mejor momento que confesárselo un día de San Valentín?
—Hola, chicos. —Escuché su voz a mis espaldas, provocando un cosquilleo dentro de mi. Tomé aire una vez más y me giré para encontrarme con sus bellos ojos azules. Él tenía una sonrisa de oreja a oreja, se notaba muy feliz.
—¿Te has levantado con el pie derecho hoy? —Preguntó Mike divertido, al ver la cara del rubio.
—Se podría decir. —Respondió de la misma manera. Él movía las manos, nervioso.
—Luke, tengo algo que contarte. —Hablé captando su atención, mientras me ponía de pie. No planeaba hablar de esto frente a todos, sería incómodo.
—Oh, está bien... —Su rostro se transformó a uno de confusión, pero aún así, la sonrisa no se iba de su rostro. —Pero antes, tengo una noticia que darles.
Todos lo miramos, esperando que hablara. Él se giró e hizo unas señas con sus manos. Miré a los chicos, totalmente confundida. Al girarme nuevamente, noté como una chica se acercaba a donde nosotros estábamos. Ella era delgada, tenía cabello castaño y una piel perfectamente bronceada, era muy hermosa. Se colocó a su lado, con una sonrisa casi tan grande como la de él. Luke la abrazó por la cintura, nos miró y no bastó mucho tiempo para que pasara lo que temía que pasara.
—Chicos, les presento a Sierra Deaton. —Habló, mostrando su perfecta dentadura. —Mi novia.
Sentí mi corazón estrujarse. Todo fue silencio. En un segundo, esa ilusión desapareció haciendo que cayeran todos aquellos sueños. La realidad me dio un fuerte golpe al darme cuenta que esas pláticas largas por las noches, las salidas al parque mientras comíamos helado, todos aquellos momentos que para mi, significaron demasiado, para él no habían significado nada. Un gran nudo en mi garganta se hizo presente, giré mi rostro tratando de evitar su mirada. —Eso... eso es... genial —Titubeó Calum, rompiendo el silencio. No estaba mirando a Luke pero estaba segura que seguía con esa tonta sonrisa enamorada al igual que ella. Sentía que en cualquier momento me echaría a llorar, tenía que salir de aquí.
—Me alegro mucho por ustedes, Luke. —Ashton dijo, algo incómodo por la situación.
La campana sonó, dándome a entender que las clases estaban por comenzar y que era el momento perfecto para escapar. —Tengo que irme, tengo una clase ahora mismo. —Traté de que mi voz sonara firme, pero no lo conseguí. Recé para que Luke no lo haya notado, tomé mi mochila junto a mi libro de filosofía y caminé lejos de ahí. Abrí la puerta del edificio, sintiendo las lágrimas caer.
—¡Sky! —Escuché como me gritaban a lo lejos, pasé mis manos por mi rostro antes de girarme, para eliminar todo rastro de llanto.
—¿Sí? —Luke me miró, totalmente confundido. Espero que no se haya dado cuenta.
—Creí que tenías algo que decirme. —Se colocó frente a mi, metiendo sus manos a sus bolsillos. Los pasillos estaban solos, ya que todo estaban en sus clases.
Intenté darle una pequeña sonrisa, aunque sabía que había sido más como una mueca. —No era nada, Luke.
—¿Segura? —Preguntó, no muy convencido. —¿Todo está bien?
—Todo perfectamente. —Mentí, él asintió mientras regalaba una sonrisa sin mostrar sus dientes.
—Bien. —Dio media vuelta, caminando hacia la salida.
—Luke. —Lo llamé, él se giró nuevamente. Suspiré antes de hablar. —Felicidades... por lo de Sierra —Él me miró, pude ver un destello de felicidad en sus ojos. Pegué el libro a mi pecho, rodeándolo con mis brazos. —Realmente espero que te haga muy feliz. —Le dije, tratando de ignorar la horrible sensación en mi pecho
Una gran sonrisa en su rostro no tardó en aparecer. —Lo hará. No tengo duda alguna. —Agregó para después salir del edificio, dejándome con el corazón totalmente destrozado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
