XXXI: Let her go.

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Corrí por los pasillos del hospital, mientras que Ashton y Marie me seguían.

Luego de esa llamada, salí corriendo de la Universidad en busca de un taxi, pues tan solo quería ver a mi padre. Me reproché mentalmente cuando recordé que no traía conmigo mi cartera pues había dejado mi mochila en la mesa con los chicos. Cuando regresé a la cafetería solo estaban Marie y Ashton, los cuales se preocuparon al verme y ofrecieron llevarme.

Me detuve frente a un escritorio, donde estaba una enfermera hablando por teléfono. Me posicioné frente a ella, mientras llevaba mi mano a mi boca, estaba demasiado nerviosa. Ella colgó el teléfono y me miró.

—Hola, ¿en que puedo ayudarte? —Preguntó amablemente.

—Hola, quisiera informes sobre Jose Carson... es mi padre. —Hablé rápidamente, ella asintió y tecleó sobre su computador.

—Skyler... —Escuché la voz de mi madre a mis espaldas. Me giré y sin pensarlo dos veces me acerqué a ella para abrazarla fuertemente.

—¿Qué fue lo qué pasó? —Le pregunté, sentía mi corazón acelerarse, estaba tan desesperada de no tener idea de lo que estaba pensando.

—Tu padre iba a su trabajo, al parecer otro carro chocó con el de él... —Dijo a duras penas. —Skyler... el carro quedó completamente destrozado.

Sentí mis ojos arder.
—Jose Carson se encuentra en la habitación 236, en el tercer piso. Pueden pasar a verlo únicamente dos personas, el doctor irá en unos minutos para darles más información. —Habló la enfermera y ambas asentimos.

Ashton y Marie salieron del hospital, no querían irse pero les dije que sería lo mejor, pues no quería hacerlos esperar, que después les diría como iba todo.
Subí con mi madre al tercer piso. Nos dirigimos a la habitación 236 y entramos. Mi padre estaba acostado, tenía un collarín y algunos raspones en su rostro, sábanas blancas lo cubrían hasta la cintura. Mi madre se acercó a él, tomándolo de la mano. Parecía estar dormido.
Minutos después el doctor entró.

—¿Cómo está mi marido? —Preguntó mi madre mientras sorbía su nariz.

El doctor miró sus hojas para después mirar a mi madre.
—En este momento está estable, está fuera de peligro. —Dijo y respiré, tranquilizándome un poco más.

—¿Va a estar bien? —Pregunté esta vez.

El doctor suspiró
—El impacto fue tan fuerte que quedó atrapado entre el tablero y el asiento del auto. —Explicó, yo sentí un nudo en la garganta. —La bolsa de aire no funcionó, por lo que los golpes fueron graves. Y temo decirles que los exámenes arrojan un resultado muy desalentador... —Me quedé en silencio, tan solo escuchando lo que el doctor estaba a punto de decir. —Tras la lesión en su médula espinal las probabilidades de caminar para el señor Jose son nulas.

Escuché a mi madre sollozar.
No podía creerlo, no podía estarle pasando esto a mi padre.
—Pero... existen las rehabilitaciones. —Dije, mientras las lágrimas salían por mis ojos. —Podría volver a hacerlo ¿no? —pregunté con un poco de esperanza.

—Podría tomar terapias pero no le aseguro que pueda recuperar la capacidad de caminar. Lo siento. —El doctor salió de la habitación.

Me senté en el sofá, mientras miraba hacia el piso, sosteniendo mi cabeza entre mis manos.
—No sé que vamos a hacer, Skyler. —Mi mamá habló, tras minutos de silencio. —Tu padre no podrá trabajar más, y yo no gano lo suficiente como para pagar sus terapias.

—Ya veremos qué hacer, mamá. —Suspiré. —Lo importante es que papá está bien, y está con nosotras.

Ella asintió, mirando a mi papá quien aún dormía en la cama.
—Lo mejor sería que volviéramos a la casa de tu abuela.

Lie to me | Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora