Skyler entró al salón y tomó asiento. Cerró sus ojos por un momento, tan solo disfrutando la canción que se reproducía en sus auriculares. Poco a poco el salón comenzaba a llenarse. Skyler tomó su móvil, desplazando su dedo sobre la pantalla, leyendo los diferentes títulos de las canciones sin saber cual reproducir exactamente.
—Hola, Skyler. —Saludó Finn Harries, un chico con el que compartía clase, sentándose frente a ella. Sky alzó su mirada, quitándose un audífono mientras le regalaba una pequeña sonrisa.
—Hola. —Le respondió.
—Te vi en la fiesta, realmente te luciste. —Soltó con una pequeña sonrisa. —No tenía idea de qué cantaras tan bien. Es decir, siempre fuiste una chica tímida, nunca pensé en verte frente a tantas personas, cantando.
Sky negó divertida. —Siempre he sido una persona introvertida...—Respondió, soltando un suspiro. —Simplemente estoy intentando dejar eso atrás.
—Me alegra. Dejaste a todos con la boca abierta. Incluyéndome. —Dijo el ojiverde, para después soltar una pequeña risa.
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Skyler le sonrió, mientras dirigía su mirada hacia la puerta logrando ver al rubio entrar. Sintió estremecer, había olvidado completamente que compartía aquella clase con el chico que había roto su corazón. Sus ojos azules hicieron contacto con los de ella. Skyler rápidamente miró al chico frente a ella, tratando de olvidar que Luke estaba tan solo a unos metros ella. Odiaba sentir aquellos nervios. Odiaba sentir todos aquellos sentimientos hacia él, pues eso la había arruinado por completo. Finn comenzó a preguntarle acerca de su día, logrando distraer a Skyler de aquella mirada azul penetrante.
—¡Su atención, por favor! —Una chica rubia alzó su voz, todos los presentes se giraron a mirarla. —Mi nombre es Anne. Soy la organizadora del baile de primavera de este año, por lo que me pareció buena idea probar con algo diferente. —Ella sonrió ampliamente para después seguir hablando. —Este año hemos decidido dejar lo clásico, ya saben, en lugar de contratar algún show especial... ¡podríamos darlo nosotros mismos!. —Exclamó feliz —¡Por lo que me complace anunciarles que contaremos con la participación de los ganadores del concurso de hace unas semanas!
Skyler se acomodó en su asiento, mientras miraba a Luke sonreír levemente al recibir varias felicitaciones de sus compañeros.
—Así como también habrá oportunidad para aquellas personas que también fueron concursantes, o simplemente cantan bien y les gustaría participar y dar su propio show en la fiesta, están coordialmente invitados. —Ella tomó una pequeña libreta y su pluma rosada para después mirar hacia el frente. —¿Y bien?... ¿A alguien le interesa participar?
Todos los presentes se miraron entre sí. Finn se giró, mirando a Skyler. —Es tu momento, Sky. —Sonrió Finn, ella abrió los ojos como platos.
—¿Qué? ¡No! —Negó rápidamente.
—¿Qué no dijiste que estabas intentando dejar de ser una persona tímida? —Preguntó el castaño, alzando una ceja.
—¿Nadie? —Preguntó la chica rubia. —Bueno, entonces es todo, espero verlos en...
—¡Skyler quiere participar! —Gritó Finn.
Skyler abrió su boca, totalmente sorprendida. Todos se giraron a mirarlos.
—¿Skyler? ¿Te gustaría cantar en nuestro baile de primavera? —Preguntó Anne provocando que Luke se girara, pues no podía creer lo que había escuchado.
Luke la miró, sabia que ella no quería hacerlo e iba a rechazar aquella petición. Pues aquella vez en su fiesta, ella había tomado algunos tragos, por lo que él creía que el alcohol en su cuerpo le había dado el valor de pararse frente a tantas personas y cantar aquella noche después de verlo con Sierra. Pero esta vez, ella estaba en sus 5 sentidos.
Skyler se sentía algo presionada, al sentir tantas miradas sobre ella y sobretodo, aquella mirada azul. "Basta ya de ser aquella chica tonta y aburrida. Arriésgate, vive." Se dijo a sí misma.
—Sí. —Ella respondió. —Participaré.
Luke no pudo evitar sorprenderse, sin embargo estaba feliz de que la vería en aquel evento. Era el momento perfecto para arreglar las cosas. Skyler le dio su nombre completo a la chica, minutos después el profesor llegó y la clase comenzó.
(...)
Skyler salió del salón junto a Finn, recibiendo algunas miradas de parte de Luke. No podía evitarlo, se sentía celoso de aquel chico castaño.
—¿Y que cantarás? —Le preguntó Finn. Ella se giró a mirarlo, mientras pensaba.
—No tengo idea. —Respondió, sincera.
—Sería genial que hicieras tu propia canción. —Él sugiere, ella sonrió negando levemente.
—¿Crear una canción? No lo sé, nunca lo he hecho.
—Oh, vamos. No debe ser tan difícil ¿o si? —Habló mientras se sentaba en la banca cerca a ellos. —Yo puedo ayudarte. Nunca he escrito una canción, pero soy bueno con las rimas.
Skyler lo miró con una ceja alzada mientras se sentaba a su lado. —Dime algo que rime con... —Ella pensó por unos segundos. —Naranja.
Él llevó sus dedos a su barbilla. —Zanja. —Respondió sonriente. Skyler soltó una risa.
—Si, no creo que sea buena idea...—Ella lo miró mientras hacía una mueca.
—Deberías intentarlo. —Él sacudió sus hombros.
(...)
S k y l e r
Llegué a casa luego de más horas de clases. Dejé la mochila sobre el sofá y subí a mi habitación. Mis padres no se encontraban en casa por lo que decidí esperarlos para cenar. Tomé una libreta y un lápiz, para después sentarme frente a mi escritorio, mirando la hoja en blanco.
Seguí el consejo de Finn. Iba a hacerlo. Quería escribir una canción. Así que tan solo se dejó llevar, escribiendo lo que sentía en esos momentos. No pude evitar pensar en Luke y todo lo que le había pasado. Me costaba tanto borrar de su mente a Luke. Me costaba tanto ignorarlo, pero tenía que hacerlo. Sabía que si pasaba tan solo un minuto con él, perdería todo aquel autocontrol. No quería volver a caer en sus mentiras. Nunca me perteneció su corazón. Tan solo la veía como una amiga y eso nunca iba a cambiar. Todo lo que sentía por él me había cegado. Todos aquellos sentimientos hacia él, me habían arruinado. Tan solo un poco de cariño y palabras bonitas me habían hecho ilusionarme. Me sentía una tonta. Solo había sido una pérdida de tiempo. Sentí una lágrima caer por mi mejilla. Llevé rápidamente la manga de mi suéter para borrar su rastro. El lápiz en mi mano trazaba las palabras, tan solo salían por si solas, llenando la hoja. Dejé el lápiz a un lado y leí lo que acababa de escribir. Mi vista comenzó a nublarse. Odiaba sentirme así. Finalmente perdí todo ese autocontrol, y dejé salir todas aquellas lágrimas y sollozos. Desahogándome.
