Harry abrió la puerta frente a mi, dejándome pasar a aquel lugar. Era un pequeño restaurante, realmente hermoso. Personas se encontraban comiendo mientras miraban al chico cantar en el karaoke frente a ellos.
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—¿Te gusta? —Me preguntó una vez que estuvimos sentados en nuestra mesa.
—Me encanta. —Respondí aún recorriendo el lugar con la mirada.
La mesera no tardó en llegar con los menús, le dimos nuestra orden y se marchó. —¿Y desde cuando cantas tan bien? —Me preguntó con una sonrisa.
Reí mientras bajaba mi mirada. —Me gusta mucho cantar, sin embargo nunca me había atrevido a hacerlo frente a tantas personas. Siempre que lo hacía era en mi casa, simulando dar un concierto a cientos de personas. —Bromeé haciéndolo reír.
—¿En el baile de primavera fue la primera vez que cantaste frente a público? —Me preguntó al mismo tiempo que llegaba la mesera con nuestras bebidas. Le agradecimos y volvió a irse.
—No, esa fue la segunda. —Respondí a su pregunta. —La primera no me trae buenos recuerdos. —Añadí haciendo una mueca.
Él asintió algo confundido, sin embargo no preguntó nada más. —Había olvidado lo mucho que amaba las limonadas de este lugar. —Dijo cambiando de tema, después de haberle dado un trago al líquido en su vaso. Harry era un chico tan caballeroso. Estaba segura que no quiso preguntarme la razón por que no quería incomodarme, y le agradecí mentalmente por eso.
—¿Y qué hay de ti?
—¿Qué? —Levantó su mirada, posicionando sus ojos verdes en mi, algo confundido.
—¿Qué te gusta hacer? —Pregunté. —Además de mandar los balones fuera de la cancha. —Bromeé. Él soltó una risa mientras ponía una mano en su pecho, ofendido.
—Oh... ¿te refieres en qué otras cosas soy bueno? —Preguntó divertido, mientras movía sus cejas de arriba a abajo. Haciéndome recordar aquella conversación en el baile de primavera.
—Oh, ¡cállate! —Gruñí mientras cubría mi rostro, soltando una risa nerviosa.
—Es broma. —Respondió con una risilla. Él llevó su mano a su barbilla, pensando. —No lo sé, tal vez cantar también. Pero no lo hago seguido.
—¿Eres bueno en ello? —Alcé una ceja.
—Permítame demostrárselo, mademoiselle... —Respondió divertido imitando un acento francés al mismo tiempo que se levantaba de su asiento. Confundida, lo seguí con mi mirada.
Harry subió las escaleras del escenario y se dirigió al DJ para luego susurrarle algunas cosas. Sonreí al darme cuenta de su plan. La música comenzó a sonar. Harry comenzó a mover su hombro con una sonrisa divertida en su rostro, haciéndome reír.
